29 de Mayo de 1970: Aparece «Montoneros».

Publicado: 28 may 2021
Comentarios: 0

La resistencia a las políticas oligárquicas fue desarrollada en primer término por el sindicalismo peronista a través de los dirigentes Sebastián Borro, Armando Cabo y Andrés y Framini. Esta lucha fue continuada por Gustavo Rearte y Carlos Caride, creadores de la Juventud Peronista Revolucionaria, en 1964. La resistencia a la dictadura persistió a través de las Fuerzas Armadas Peronistas, cuyos máximos referentes fueron Envar El Kadri y Amanda Peralta. También ejerció un papel determinante el surgimiento de CGT de los Argentinos, que aglutinó a gran parte del peronismo combativo y a sectores de la izquierda no peronista. La culminación de ese proceso de lucha por el regreso de Perón, y la estructuración de un proyecto político nacional y antiimperialista, fue la aparición política de Montoneros en mayo de 1970.

En la conformación de Montoneros, participaron cinco grupos políticos: 1)- La Agrupación Peronista Lealtad y Lucha en Córdoba, cuyo máximos exponentes fueron Elvio Alberione, Cecilio Manuel Salguero y Luis Rodeiro, 2)- El Comando Camilo Torres con Fernando Abal Medina, Carlos Ramus, Norma Arrostito y Mario Eduardo Firmenich, en Buenos Aires y Ángel Emilio Maza y Luis Vélez en Córdoba 3)- El Ateneo Santa Fe, en la ciudad capital de la Provincia homónima con Raúl Clemente Yagûer, 4)- El grupo Reconquista, cuyo principal referente fue Carlos Cirilo Perdía, y 5- por último el grupo Sabino Navarro.

Ese 29 de mayo de 1970 el gobierno militar festejaba el Día del Ejército.  Ese día Montoneros secuestra al General Pedro Eugenio Aramburu, uno de los miembros mas importantes del gobierno «fusilador» del golpe de 1955.
Ese día se festejaba el primer aniversario del Cordobazo. 
Ese día hacían su irrupción los Montoneros; fue el lanzamiento público de una organización político militar que habría de transformarse, en poco tiempo en bandera del peronismo, expresión de la lucha del pueblo contra el imperialismo y todos sus aliados y sirvientes nativos.
El primer objetivo del «Operativo Pindapoy», como lo bautizaron en un principio los Montoneros era el lanzamiento público de la Organización, se cumplió con éxito.
En cuestión de horas, días cuanto más, todos los argentinos supieron que las luchas peronistas, las de la Resistencia; las del Plan de Lucha, la de los Uturuncos y todas las expresiones combativas del peronismo, se habían sintetizado en un grupo de jóvenes dispuestos a triunfar o morir por su pueblo.
Esto lo supieron «los gorilas» de quince años atrás y los gorilas de entonces. Y lo supo también la clase trabajadora, la que siempre había creado nuevas formas de lucha contra cada nueva estrategia imperialista, la que había dado su ejemplo a estos Montoneros que ahora avanzaban un paso más en la guerra: tomaban las armas hasta sus últimas consecuencias.
Onganía se dirigió al país por cadena nacional.
El segundo objetivo era ejercer la justicia revolucionaria contra el más inteligente de los cabecillas de la Libertadora. Porque si Rojas fue la figura más acabada del gorilismo, Pedro Eugenio Aramburu fue, en cambio, su cerebro y artífice. 
En Aramburu, el pueblo había sintetizado al antipueblo. Era responsable directo de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de las persecuciones y las torturas. Aramburu era culpable directo, además, del fusilamiento de 27 compañeros durante la represión brutal de junio del 56. Entre el 9 y el 12 de junio de 1956 veintisiete civiles y militares fueron ejecutados, algunos en fusilamientos clandestinos en una zona de basurales de José León Suárez, provincia de Buenos Aires.
Por primera vez el pueblo (que decía representar Montoneros) podía sentar a un cipayo en el banquillo, juzgarlo y condenarlo.
Eso hizo Montoneros en Timote: mostró al pueblo que, más allá de las trampas, las argucias legales y los códigos para reprimir a los trabajadores, había un camino hacia la Justicia Popular, la que nace de la voluntad de un pueblo.
Aramburu fue, además, culpable de un delito que a los peronistas los había herido e indignado como pocas veces se indignó este pueblo.
Había sido el artífice del robo y desaparición del cadáver de Evita. El pueblo lo sabía. Por esa intuición que lo caracteriza, el pueblo sabía, sin tener que preguntarle a nadie, que Aramburu era culpable de ese robo y de la mutilación del cuerpo de la Abanderada de los Trabajadores.
Su recuperación, uno de los objetivos fundamentales del «Aramburazo», no se pudo lograr. La negativa del «fusilador» a confesar, amparándose en un pacto «de honor» con otros gorilas, impidió que Montoneros supiera exactamente el paradero del cuerpo.
El último objetivo del «Aramburazo» se inscribía en la situación política que vivía el país en aquel momento.
Aramburu conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de Aramburu para reemplazar el régimen corporativista de Onganía era políticamente más peligroso. Aramburu se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo Nacional, la integración del peronismo al sistema liberal a través de «peronistas» como Paladino, Coria y otros burócratas  participacionistas.
Aramburu conspiraba con varios generales en actividad; había superado hacía mucho la torpeza gorila del 55 en materia política. En 1970 era un agente hábil del Imperialismo, un hombre que intenta vaciar al peronismo de contenido popular, en una maniobra eleccionaria de trampa. Usar al «peronismo de corbata» y a los traidores que aparecían como dirigentes para aniquilar al Movimiento, para aislar definitivamente al General de los peronistas.
Su plan consistía en ofrecer el olvido de viejos rencores, el mea culpa por los muertos, la negociación de los restos de Evita, en fin, todo lo que intentó Lanusse tres años después y que desbarató el pueblo. Montoneros logró ralentar la estrategia.
La dictadura tuvo que esperar dos años para intentar la trampa. Para entonces aquel reducido grupo era una organización poderosa. Y sus cantos de guerra ya no eran las lágrimas de algún viejo peronista emocionado por el acto de justicia histórica de «los muchachos de la guerrilla».
Ahora la voz de las multitudes que enfrentaban al régimen en todos los frentes de batalla con las banderas de todos los jóvenes un 29 de mayo, se largó al todo o nada para enseñarle al imperialismo como contraataca y cómo golpea el pueblo a medida que se va organizando en la lucha.
Fuente: Kaos en la red