A 46 Años del Fallecimiento del General Perón.

Publicado: 01 jul 2020
Comentarios: 0
En la mañana del lunes 1 de julio de 1974, Perón recibe la extremaunción de parte del sacerdote Héctor Ponzio en Olivos y ese día a las 13.15 horas, los médicos Pedro Cossio y Jorge Taiana, junto con los doctores Domingo Liotta y Pedro Vázquez, firman el certificado de defunción citando un paro cardíaco resultado del agravamiento de la cardiopatía isquémica crónica que padecía.
El anuncio al país fue realizado por su viuda, la vicepresidenta María Estela Martínez, que poco después asumió la presidencia.
La congoja popular ante la pérdida del hombre que había concedido derechos sociales y ciudadanos a los trabajadores argentinos era enorme, tanto como la incertidumbre que provocaba el vacío político que dejaba con su ausencia.
La repercusión de la muerte del teniente general Juan Domingo Perón alcanzó un eco sin precedentes en la Argentina y conmovió a grandes personalidades de todo el mundo.
Esa consternación quedó evidenciada no sólo en las condolencias que convergieron sobre Buenos Aires, sino en una especie de súbita parálisis que se verificó en algunas capitales del exterior.
Poco después de su muerte los restos fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, vestido con uniforme militar.
En la mañana del 2 de julio, fueron trasladadas a la Catedral Metropolitana, donde se le realizó una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo, donde permaneció hasta las 9.30 horas del jueves 4 de julio.

Mientras se encontraba el cuerpo en el Congreso, desfilaron ante el féretro mas de cien mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder. Dos mil periodistas extranjeros informaron de todos los detalles de las exequias. ?

Los restos fueron trasladados, cruzando toda la ciudad, a una cripta en la Quinta Presidencial de Olivos donde 17 de noviembre de 1974 los restos de Evita, que habían quedado en España, fueron llevados también allí.

Se proyectaba construir el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón y todos los próceres de la Argentina.

La irreparable desaparición sirvió para titular los diarios de todo el mundo (las portadas de algunos periódicos porteños ilustran esta página), los que publicaron extensas notas necrológicas destinadas a resaltar la personalidad de quien fuera, por tres veces, presidente de los argentinos.

Su muerte provocó en la mayoría del pueblo un sentimiento de tristeza y desazón por la desaparición de su líder, del hombre que nunca los había defraudado, que siempre antepuso el interés del pueblo a su interés personal.

Para los no peronistas su muerte provocó inquietud y temor pues el momento político era, probablemente, el más complejo de toda la historia argentina. La violencia política era el clima cotidiano. Y también ellos sabían o percibían que solo el General podía controlar los desbordes que se sucedían día a día.

Del lunes al viernes el país quedó paralizado. Una sensación de vacío y desconcierto por lo que vendría se instaló en el alma de las mayorías populares.

Perón había triunfado en las elecciones llevadas a cabo el 23 de septiembre de 1973 obteniendo el 62% de los votos, una mayoría aplastante y excepcional, que presagiaba que podría manejar el complejo escenario político argentino.

Pero el tiempo no le alcanzó.