Día del Circo.

Publicado: 06 oct 2018
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En la Argentina, el 6 de octubre se celebra el Día del Circo en homenaje a Pepe Podestá, que nació ese día de 1858 en Montevideo y desarrolló aquí una labor pionera.

Inventó el circo criollo y a “Pepino el 88”, un payaso que fue modelo del cómico rioplatense.

El personaje nació en 1881 cuando Pepe, que era acróbata en la compañía ecuestre de Félix Hénault, le tocó reemplazar a un payaso enfermo. Se hizo llamar Pepino, y la gente le agregó el 88, porque la cifra parecía dibujada por los parches en el levitón de su padre con que fabricó su improvisado traje. Sus sátiras políticas o sus imitaciones (del “niño bien”, el “compadrito”) influyeron en generaciones de cómicos y monologuistas, desde Florencio Parravicini hasta Enrique Pinti.

En 1858, nació en Brighton, Inglaterra, otro payaso que iba a ser adorado aquí: Frank Brown. Había recorrido toda escandinavia, Estados Unidos y México antes de llegar al Río de la Plata, donde finalmente se radicó. Como Pepe Podestá, aprendió las rutinas graciosas (a las que le incorporó una mímica singular) reemplazando a un artista ausente. Casado con la ecuyère Rosita de La Plata, lideró una compañía famosísima y se despidió en 1924. Sus parodias de Hamlet o sus diálogos socarrones con un pony eran admirados por un público ferviente y también por ilustres fans, como Rubén Darío, Roberto Payró, Joaquín V. González y Sarmiento.

La tradición que ellos instalaron a fines del siglo pasado fue retomada luego por otros tantos pilares del humor popular argentino, que supieron trasladar el clima de la carpa a la pantalla de TV, como Pepe Biondi, “Pepitito” Marrone, Carlitos Balá o Alberto Olmedo.

El circo ha sido desde siempre una forma clásica de diversión; la palabra procede del latín circus y designaba el escenario romano donde se originaron muchos de los números que pueden verse hoy en una función circense.

El Circo es un espectáculo que atrae a grandes y a pequeños, y en él se combina la magia de la función con el propio espíritu aventurero de los protagonistas. El montaje de las carpas, los animales, las estruendosas bandas de viento, todo se une para crear una atmósfera incomparable.

Los historiadores afirman que el circo criollo fue el primer espectáculo que puso en juego algo de la identidad sudamericana, por haber sido el primero que dejó de imitar las artes provenientes de Europa, tiene sus inicios a mediados del siglo XVIII en Chile y Uruguay.

Algunos historiadores opinan que el verdadero circo criollo nació 1886 cuando los hermanos Gerónimo y José Podestá y la representación la obra de Eduardo Gutiérrez Juan Moreira.

Realizaba sus presentaciones en casas que iban de pueblo en pueblo, su significación ha sido destacada en todas la referencias al teatro rioplatense, sobre todo lo relacionado a la actividad de los Hermanos Podestá ya hacia finales del siglo XX. Se trataba de un espectáculo con pista circense y escenario, donde las obras teatrales jugaban el rol artístico más importante. ? Se caracteriza por tener dos partes, la primera de habilidades y la segunda de representación de un drama criollo. El primer y más famoso drama es el titulado Juan Moreira, que representa la historia del gaucho perseguido por la ley, tema anteriormente tratado por José Hernández en Martín Fierro.

Juan Moreira anticipa la literatura de masas de la sociedad urbana moderna, impulsada por el proceso de alfabetización general. Estuvo dirigido a un público amplio, de raigambre popular, . Esa misma característica le valió una crítica muy negativa por parte de las élites literarias, que cuestionaban el relato, calificado de “horripilante” y acusado de “estragar el gusto”.