Día del Director Técnico de Fútbol.

Publicado: 13 nov 2018
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En el año 1963, se ponía en Argentina, el 13 de noviembre, como el Día del Director Técnico.

 Un grupo de Directores Técnicos se dispuso a fundar la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino.

Reunidos en las oficinas de la Revista “El Grafico”, lo Sres. José Ramos, Osvaldo Zubeldia, Manuel Regadas, Manuel Giudice, Antonio Faldutti, H. Fernández Roca, Rubén Bravo, Rodolfo Kraly, Horacio Torres y otros, se propusieron, a través de la flamante entidad, comenzar a defender los intereses profesionales y a jerarquizar la actividad de los Directores Técnicos de Fútbol.

Entrenar implica una gran responsabilidad, ya que el entrenador debido al cargo tan importante que ocupa, siempre es observado de forma minuciosa; su conducta, su vocabulario, su comportamiento e incluso sus gestos, serán foco de atención de la sociedad en general; se es entrenador en todo momento, durante los encuentros deportivos y al finalizarlos, dentro del club deportivo y también fuera de él; es por ello que todo lo que haga el entrenador es considerado como un mensaje y como una conducta modelo, por parte de sus deportistas, de allí que deba ser un modelo a seguir. 

En la labor de transmitir valores mediante el deporte, el entrenador deberá tener una serie de atributos indispensables: credibilidad, humildad y coherencia. 

En este orden de ideas, es necesario tener presente que el niño-deportista es el centro de interés del entrenador-educador, cuya misión principal y esencial es garantizar su desarrollo integral, abarcando los ámbitos: deportivo, social, psicológico y educativo. El entrenador debe saber perfectamente lo que quiere transmitir a sus deportistas y debe inculcar tanto a ellos como a sus padres que los éxitos y las derrotas no representan nada cotejado con lo que el fútbol puede transmitir en cuanto a valores humanos y sociales, que contribuirán a la formación del futuro ciudadano, así como a su inserción en la sociedad. El fútbol puede ser una valiosa herramienta para incorporar valores, tales como la solidaridad, la ayuda mutua, el compartir, el respeto entre otros, todo depende de la preparación y la integralidad del entrenador. 

Con la claridad del concepto y el papel activo del entrenador en el proceso de formación del deportista se han sintetizado las características más importantes que debe tener un entrenador-formador de fútbol base en el siguiente decálogo:

  • Gusto por transmitir, gusto por dar, gusto por ayudar a los demás; esa debe ser la principal característica del entrenador-formador de fútbol; debe tener vocación.

  • Promover el deporte no como una manifestación de fuerza, sino como un medio para el desarrollo inteligente y racional del organismo.

  • Tener una conducta ejemplar con sus compañeros profesionales, árbitros, padres y jugadores, poseer grandes valores y que por ello pueda ser un modelo a seguir por sus deportistas.

  • Comprender que los niños son niños y no son adultos pequeños; por tanto debe adecuar el deporte e implementar una metodología de trabajo acorde a su desarrollo físico y psicológico.

  • Transmitir a sus deportistas desde la etapa de iniciación una educación deportiva cuya base sea el respeto a las reglas, a los demás y el juego limpio.

  • Preocuparse más por estimular a sus dirigidos que por enseñar, desarrollando un proceso en pro del desarrollo de la creatividad, respetando las individualidades psicológicas, intelectuales y motoras de los niños.

  • Generar en los niños-deportistas una mentalidad basada en el placer de jugar y la voluntad de progresar y no en el ganar títulos a toda costa.

  • Tener amplio conocimiento de los medios, métodos, principios y estilos de entrenamiento orientado a las edades infantiles, para su adecuada aplicación.

  • Dar a sus dirigidos durante la clase la posibilidad de sentirse “profesores”, conocedores de su deporte, aplicando métodos activos que permitan mayor interacción entrenador-jugador, logrando así el desarrollo de la creatividad de los mismos.

  • Saber escuchar, estando atento no solo a los éxitos, sino también al problema que se pudiere presentar, mantener constante comunicación con sus deportistas, dándole confianza y seguridad.


Aplicando estos principios el entrenador-formador de fútbol base se re-define en dos palabras: maestro y amigo; pues el maestro es aquel que instruye, motiva y educa y el amigo es aquella persona que siempre lo puede escuchar brindándole su apoyo incondicional.

El entrenador-formador debe asumir grandes responsabilidades, su rol es muy importante, pues de su buen trabajo en la base depende el futuro deportivo, motriz, personal y cognitivo de los niños; de allí que recaiga en ocasiones tanta presión de los padres sobre su trabajo y sobre la forma como desarrolla el mismo. Se espera del entrenador que hable poco y estimule más, ofrezca variedad de actividades lúdico-formativas, no tenga preferencias entre sus jugadores y que sepa motivar sus dirigidos adecuadamente. 

A lo largo de los años el quehacer del entrenador ha jugado un papel muy importante en los procesos de entrenamiento y aún más en los procesos formativos. Hoy en día ser entrenador es un gran privilegio el cual debe ser honrado por cada uno, con su conducta, que se traducirá en preparación, dedicación y esfuerzo personal.