Día Nacional de la Danza.

Publicado: 10 oct 2018
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El Día Nacional de la Danza, que aunque tiene un trasfondo muy triste para las artes argentinas, también es utilizado para celebrar una de las expresiones más hermosas que tenemos los seres humanos.

Nos tenemos que remontar a comienzos de la década de los ’70, cuando el Teatro Colón contaba entre sus filas con algunos de los bailarines más talentosos del mundo.

Su primera bailarina era Norma Fontenla, una propia estudiante de la escuela del Colón que se había hecho un nombre a través de giras internacionales y emisiones televisivas locales.

Fontenla estudió en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico y en la Escuela de Baile del Teatro Colón y llegó a ser la primera bailarina del Cuerpo Estable del teatro. Se lució en los roles protagónicos de Choreartium, con canciones de Brahms, Sílfides de Chopin, Giselle de Adam, y fue Odette en El Lago de los Cisnes.

El primer bailarín del Cuerpo Estable era José Neglia, que comenzó su carrera de baile a los doce años. Como Fontenla, también participó de varias giras internacionales y presentaciones televisivas tanto en Argentina como Europa. Los dos recorrieron el país con giras organizadas por el Colón. Pero sus carreras se vieron abruptamente finalizadas el 10 de octubre de 1971, cuando, junto a otros siete bailarines del Colón, fallecieron en uno de los peores accidentes aéreos de la historia de Argentina.

El cuerpo estable del Colón se dirigía a la ciudad de Trelew, en el sur, para hacer una presentación especial en el Teatro Colón.

Lamentablemente, después del despegue del avión en Aeroparque, una de los motores comenzó a fallar y, en un intento de regresar al aeropuerto para resolver el problema, la aeronave se precipitó sobre el Río de la Plata.

Dos de los mejores bailarines argentinos de todos los tiempos habían desaparecido, y muchos brillantes prospectos también vieron el fin de sus días después de este accidente, que conmocionó al mundo artístico porteño por entero.

El accidente fue un golpe muy duro para el ballet argentino. Desde hacía varios años que esta actividad había experimentado un incremento impresionante en su popularidad, gracias a funciones gratuitas y espectáculos especiales para niños y adolescentes.

Sus dos figuras de baile principales eran los caballitos de batalla para que el ballet adquiriera esta popularidad sorprendente, y después de la desgracia el ballet argentino perdió más que dos de sus bailarines: perdió también la posibilidad de seguir creciendo en el imaginario porteño. Para que nos demos cuenta de las magnitudes de la popularidad, al velorio organizado en el Salón Dorado del Colón asistieron unas 3500 personas.

Para conmemorar esta fecha, y las vidas de los bailarines, se decretó el 10 de octubre como el Día Nacional de la Danza, y se encomendó la construcción de una escultura a Carlos de la Cárcova.

La fuente que la rodea estuvo a cargo del arquitecto Ezequiel Cerrato. La fuente se inauguró en 1972, bajo el nombre de La Fuente de los Bailarines, a un año de la tragedia, y aún hoy en día puede ser observada en Plaza Lavalle, en las cercanías del Teatro Colón.

 

Cuerpo de Baile Estable del Teatro Colón (1971)
Norma Fontenla.
José Neglia.
Antonio Zambrana.
Carlos Santamarina.
Carlos Schiaffino.
Margarita Fernández.
Martha Raspanti.
Rubén Estanga.
Sara Bochcovsky