Fundación Eva Perón.

Publicado: 19 jun 2018
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El 19 de junio de 1948, por decreto, se estableció la «Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón» (en 1950, este nombre fue simplificado).

La Fundación tenía cinco metas, resumidos aquí:


1. Prestar dinero, facilitar elementos de trabajo, otorgar becas.
2. Construir viviendas para familias indigentes
3. Construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos, y cualesquiera otros que la Fundación creyese necesarios.
4. Construir establecimientos benéficos de cualquier índole que podrían ser transferidos al Estado.
5. Contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance a la realización de obras esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.

Evita no utilizó el sueldo de Perón para comenzar su obra; usó 10,000 pesos de su propio dinero como el primer patrimonio de la Fundación.

 


Desde sus comienzos, en un garage vacío hasta su destrucción en 1955, a manos de quienes, cuando piensan en los pobres piensan pobremente, la Fundación jugó un papel casi mágico en la historia de la Argentina; fue un ancla, un puerto, una puerta que se abría cuando todas las otras puertas se habían cerrado.

Son muchos los pobres en la Argentina de hoy que quisieran encontrar la llave para abrir esa puerta y recibir el apoyo de quien tanto los amó.

La Fundación Eva Perón tiene dos historias paralelas, una historia oficial y otra, no oficial.

La trayectoria oficial de la Fundación se encuentra en documentos legales, archivos, periódicos y libros.

La historia no oficial ha entrado dentro del folklore peronista y antiperonista.


Las raíces más profundas de la Fundación se encuentran en la niñez de Evita cuando aprendió de su madre a ayudar a los necesitados. Evita era el reflejo de Doña Juana, una madre que pasó días y noches cosiendo para mantener a sus cinco hijos huérfanos de padre; a pesar de la escasez de fondos, siempre socorrió con algunas monedas o un té caliente a los que no tenían ninguna red de seguridad.

Desde 1943, cuando comenzó a trabajar en la Secretaría de Trabajo y Previsión, el coronel Perón estableció una relación personal y directa con los que recurrieron a él: Perón-Pueblo. El coronel se reunió personalmente no sólo con los líderes de los sindicatos sino también con los individuos que pidieron audiencia con él.

Después de asumir como presidente, Perón no podía atender a los trabajadores como antes y ellos perdieron y extrañaron el contacto directo con él, la relación personal con el Líder.

Aunque Perón ya no los podía atender personalmente, los trabajadores y los pobres sabían donde vivía y comenzaron a tocar el timbre de la Residencia Presidencial en Buenos Aires (El Presidente de la Argentina trabaja en la Casa de Gobierno, la Casa Rosada. Perón y Evita vivieron y Evita murió en la Residencia Presidencial, el Palacio Unzué. Después del golpe militar de 1955 que derrocó a Perón, los militares destruyeron la Residencia. Ahora es el sitio de la Biblioteca Nacional).

Evita ya había tomado la decisión de no ser una primera dama tradicional (un título que Jacqueline Kennedy dijo que parecía ser el nombre de un caballo). Evita comenzó a buscar solución a los problemas y necesidades del pueblo que se congregaba afuera de la Residencia Presidencial. Ya para septiembre del 1946 llegaba un promedio de 3.000 cartas diarias a la Residencia y todos los días mujeres con hijos pequeños, mayores y personas lisiadas,los olvidados y rechazados de la sociedad,formaban largas colas alrededor de las elegantes rejas de la casa del Presidente.

Evita se dió cuenta de que tenía que buscarles una ayuda inmediata. Comenzó a comprar comida y ropa con su propio dinero y amontonar los paquetes en un garage vacío de la Residencia. Cuando los sindicatos se enteraron, comenzaron a mandar contribuciones, desde azúcar hasta zapatos.

Cada noche, cuando Perón ya estaba acostado, Evita, su secretario privado, Atilio Renzi, su mucama, Irma Ferrari, el cocinero Bartolo y dos mucamos, Sánchez y Fernández, trabajaban hasta el amanecer para empaquetar la mercancía.

Un día Perón visitó el garage y se sorprendió al ver que la mercadería era nueva.
“Por supuesto,” contestó Evita. “Algunas cosas las compro yo con mi dinero y otras son donadas por personas que nos quieren ayudar.
En su libro, Del Poder al Exilio (p.72), Perón recordó como había comenzado la Fundación Eva Perón. Contó que una noche mientras cenaban, Evita explicó su programa. Cuando Perón preguntó de dónde iba a sacar el dinero para financiar su ayuda social, Evita le miró divertida. “Es fácil,” contestó. “Comenzaré con el tuyo.”
“¿Con el mío?”
“Con tu sueldo de presidente.”

Un día de septiembre de 1946 Evita comenzó a reunir gente en la misma oficina de la Secretaría de Trabajo y Previsión (ahora Legislatura de la Ciudad ) que Perón había ocupado como Secretario de Trabajo. Con la esperanza de llenar el vacío creado por la ausencia del Coronel, mantuvo las puertas abiertas; los trabajadores y los descamisados supieron donde encontrarla cuando la necesitaban.

Aunque Evita nunca tuvo tiempo de sentarse y diseñar formalmente una organización que podría solucionar las muchas y variadas necesidades de las personas que vinieron con sus problemas, se dio cuenta de que necesitaría más manos y mentes, más estructura y más espacio de lo disponible. Las personas que la miraban con caras llenas de esperanza habían vivido durante años sin una red de seguridad social y médica, sin vivienda; el precio que habría que pagar por tantos años de negligencia sería alto; el precio personal más alto del que ella hubiera podido imaginar en ese momento.


En 1947, Evita se fue a Europa con la idea de que Europa le enseñaría como solucionar las necesidades de los más pobres de su país. Lo que descubrió en un continente destruido por la guerra la desilusionó. La mayoría de los institutos que visitó habían sido creados por el estado o por los ricos…” y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre.” (La razón de mi vida, p. 225, ed. sept. 1951).
Evita volvió de Europa con la meta de pensar en rico, de crear obras como los ricos diseñarían para sí , que los ricos considerarían aceptables para sus hijos- para vivir, jugar, aprender, y recibir atención médica cuando estaban enfermos. Y logró su objetivo