Gabino Zambrano, Dirigente Indígena, en Comunas un Desafío.

Publicado: 14 may 2018
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Nos visitó en nuestros estudios de la AM 690,Gabino Zambrano, salteño,de la Asosiación Indígena de la República Argentina ,ex presidente en uno de los barrios de la Villa 31, hincha de Boca, simpatizante de Bonavena y de Pelé, la vieja guardia de antes, con una historia de vida fortísima. Fue uno de los invitados y habló en el acto de homenaje al cumplirse 44 años del asesinato del Padre Carlos Mugica a quien conoció por aquellos años en la villa.

Se presenta y nos da a conocer datos de su vida, «vine a Buenos Aires cuando tenía 17 años con una misión: «robar» a mi propio hermano, porque mi papá tenía varios hijos,( hoy vivos 11), y en el lugar donde yo nací, Iruya, se criaban algunas vacas ,algunas ovejas en definitiva no había desarrollo, esa Iruya que es ahora bendecida con tanta gente que va a visitarla, en ese tiempo eran los cerros pelados había que trabajar de la mañana a la noche, entonces mi papá pensó que los hijos tenían que ir a la ciudades para tener un trabajo, esa era como la solución que veían para sus hijos, <allí van a trabajar 8 horas, y pueden prosperar> nos decía y nos mandó a todos los hijos a la ciudad, esto pasó con mi papá y yo creo que con otras generaciones, esto fue por el año 60, 61, 62, 63; yo habré venido acá en el año 64.  Una noche en el campo escuchaba llorar a mamá y le decía a mi papá <¿cuando lo vas a traer a mi hijito Eliseo, cuando lo vas a traer?>, yo en ese tiempo tenía 7 u 8 años, cuando me desperté le dije que yo iba a ser grande y cuando sea grande lo iba a buscar a mi hermano y lo iba a traer ; entonces cuando yo tenía 17 años enderece para el sur caminé por Salta, Jujuy, Tucumán, Mendoza, Santa Fe, hasta que llegue a Buenos Aires a buscarlo a mi hermano, parece una novela muy grande, después me costo 30 años para recuperar a mi hermano y volver al seno familiar porque el se había entregado a otra familia de su  alma.»

Sigue, «vine acá a buscar a mi hermano pero estando en Buenos Aires decidí estudiar, meterme en la Sargento Cabral (Escuela de Suboficiales del Ejército)  en ese tiempo, que era la posibilidad de la gente del interior para conseguir algún trabajo, y moviendo algunas cosas pude conseguirlo en la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, entonces ingresé ah me puse a estudiar y abandoné la Sargento Cabral . Vivía en un hotel en el centro y anduve por todo Buenos Aires, trabajé de panadero y conocí un muchacho boliviano que se llamaba Juan López, me invitó a visitar su casa y le dije bueno, porque yo iba a Retiro solamente a esperar el tren, en aquel tiempo, el Cinta del Plata pensando que en ese tren iba a bajar alguna gente conocida, después me junté con mi mujer y no podía vivir en un hotel en el centro y me acordé de este muchacho  y fui a la villa y me compré una casita ahí, no me gustaba porque estaba muy abandonada, me parecía a mí que yo que venía del barro del interior me iba a juntar con otro barro, entonces me gustaba vivir en el centro, pero bueno tenía mi familia y me fui ahí, dije voy a ir por unas semanas, por un tiempito, al poco tiempo se quema la villa ( creo que 1970) se quemaron dos manzanas, incluso participe apagando el fuego de las casas y ahí  empecé una historia distinta porque empecé a conocer, primero que a mí me gustaba, segundo que empecé a conocer mucha gente del interior de distintas provincias , Salta, Jujuy, etc, a conocer gente boliviana, paraguayos, y la verdad que todos al fin y al cabo eran parecidos a mí, tenía como una familia, entonces me dí cuenta que aquella idea que tenía yo primaria digamos de que la villa era mala era totalmente al revés, era buena, ahí estaban mis «hermanos» y ahí era útil yo, porque organicé juntarnos con la gente, organicé las 10 manzanas, clubes de madres, después me metí en aquel tiempo en la juventud peronista y lleve adelante esos estandartes, porque me eligieron presidente de la Villa Laprida, que era una de las villas de Retiro.»

«Ahí lo conocí al Padre Mugica, después fue muy importante porque el Padre Mugica ha sido una mano siempre presente detrás mío, él me regaló un mimeógrafo me acuerdo para hacer volantes, me regaló un altoparlante, para que hable con la gente, que haga publicidad, y así logramos sacarlo al presidente que estaba de antes, digamos un pro gorila, en ese tiempo estaba Manrique, él era pro Manrique me acuerdo, pero fue una cosa muy bonita porque conseguí ganar las elecciones con la lista roja y negra, la lista de los colores de la bandera de la juventud peronista. Tuvimos muchas luchas para conseguir las cosas, para reivindicar a los hermanos aborígenes, tratamos de organizar el Movimiento Indígena de Eva Perón, que eran esas villas, después se constituyó el Movimiento Obrero Peronista que era una herramienta política del mundo villero de todo el país, pero siempre impulsando, unificando, tratando de hacer marchar la historia por ese lado,  Mugica era como un sol que nos alumbraba a todos, él no decía metele pata, y siempre muy práctico.», anadió.

Y continúa, «cuando Mugica asume en el Ministerio de Bienestar Social nosotros pensamos en ese tiempo que la «villa estaba en el poder», es decir teníamos una palanca fuerte, no solamente se decía sino que también se hacía y en ese momento estaba el gobierno, las instituciones del país estaban haciendo las cosas bien, esto pasó así hasta que renunció Mugica; ya en ese tiempo veíamos que había mucho problema, no es que el asalto al poder del 76 se hizo en ese momento sino que mucho tiempo atrás, por lo menos dos años antes ya se estaba barajando el golpe de estado.»

«Cuando asesinan a Carlos Mugica toda la villa era como si le mataran al padre de uno, una desolación, me acuerdo que se movilizó toda la villa, al panteón fuimos todos, fue algo jodido. Yo cuando llegué a la villa me había juramentado, por muchas cosas, ser un soldado de Perón, es decir más allá de la cuestión había que defender ese proceso a muerte, pero para defenderlo tenés que tener un valor moral también a muerte, tienen que haber valores, para mí ha sido muy importante ese paso por la villa de Retiro porque me permitió avanzar sobre una dimensión que no se nota mucho, pero es una dimensión fundamental de nuestro país justamente a fortalecer las raíces de nuestra gente, que son las comunidades aborígenes, esa herramienta que yo había utilizado en la movilización de las villas de Retiro  después la llevé a cabo en distintos lugares del país, en movilizaciones de los indígenas; hemos avanzado tal es así que en 1994 se decidió enterrar para siempre aquel ejército perseguidor de aborígenes, hemos luchado por nuestro derechos en la Constitución Nacional, creo que los más olvidados en la Argentina tuvieron en el marco de derechos constitucionales, de leyes y demás cosas, un reconocimiento, por supuesto que falta, y en eso estamos.», enfatiza.

«Todos somos humanos y todos alguna vez nos cansamos, alguna vez nos alegramos, pero así es la vida; pero una vez que descansamos un poquito volvemos a la remetida, es así no hay vuelta, son los valores de la justicia que a nosotros nos impone luchar así como cuidamos nuestros hijos, cuidamos nuestra casa,  no hay sacrificio que nos impida seguir adelante. Yo digo siempre en los años 70 nos visitó la historia, esa generación pensamos que era posible doblar la historia definitivamente y para siempre.» , suma.

Realiza la siguiente figura,  «una de las cosas que aprendí en la universidad de la <vida> más que en ningún otra universidad es de la naturaleza, uno al vivir en el campo aprende varias cosas, yo me acuerdo que vivía en el cerro cuando tenía 7 año,s me quedé con las ovejas ahí, por ahí no pasa ningún paisano, cada semana pasa alguno lejano que con lo nublado no se ve nada tampoco, entonces una vez se me apagó el fuego y tenía un fosforito, uno sólo y semejante lluvia a veces por semanas, se humedece se sale la cabecita perdimos todos nos hay más fuego y tuve que tener una paciencia única para poder secar ese fósforo, para buscar leñitas y una vez con eso prenderlo, logré prender el fueguito, chiquitito, después el fueguito fue más grandecito y se hizo una fogata grande, es decir, que lo más difícil de todo es esa pequeña fogatita, una vez que prendes esa pequeña fogatita podes incendiar  una montaña, lo más difícil es darse ese tiempo, esa posibilidad.»

«Pude armar una familia, tengo nietos, acá hay un tema que es el más fuerte, yo le puedo hablar mucho a mis hijos como les hable, también les hablé a mis nietos pero hay un <papá> más fuerte que su papá que es ese aparato que está ahí arriba: el televisor, ese aparato que viene a bajar las nuevas enseñanzas a la sociedad toda y es un peligro porque antes, en mi época, el padre era padre, la madre era madre, el hijo era hijo, el nieto era nieto, el perro era perro y el gato era gato ahora es todo un berenjenal donde a veces el gato es más que la persona, esas cosas son las que enseñaron ahí en la televisión, por eso hoy vuelvo a decir, pasando esto al terreno político y cultural, nada se va a hacer sino existen valores, deben existir valores siempre, en toda acción política, en todo amanecer, en todo comportamiento humano debe existir valores, los valores nos van a llevar adelante sino son todas cosas de chicles, son esporádicas, son de nada.», remata.

Luego de interpretarnos y cantar una <baguala> termina su visita diciendo, «la lucha por la villa me llevó a avanzar en el terreno del mundo aborigen, hemos avanzado en muchísimas leyes y normas, también en la calle, en las comunidades aborígenes; nos falta llevar en la práctica, en la Argentina se debe un sinceramiento profundo, un reconocimiento que no son otras cosas que los mandatos de los Libertadores, no estoy hablando otra cosas que los mandatos que de la época de Moreno, de Belgrano, de San Martín, de Artigas, de O´higgins, de Tupac Amarú, de tantos otros que lucharon a lo largo de esos tiempos para poder tener un poco de libertad; en ese sentido creo que ninguna transformación que desconozca esos principios va a ir a ningún lado, necesitamos tomar esos mandatos de nuestros mayores que lucharon en todos los tiempos por vidas mejores para esta América. Veo con entusiasmo que hoy circulan por las praderas de América vientos que seguramente van a iniciar estos objetivos planteados por estos Libertadores, nosotros los aborígenes queremos estar ahí, queremos participar conjuntamente con todo esto para conseguir un país mejor, una América mejor.»