Gustavo Potenzoni, ex Res o no Res, actual Murga LaNotalpié, en Comunas un Desafío.

Publicado: 27 jun 2017
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Nos visitó en nuestros estudios de la AM 690 Gustavo Potenzoni, docente, ex director del Grupo de Teatro Comunitario, Res o no Res, grupo barrial de Mataderos y actual integrante de la murga la «Notalpié».

Comenzó su charla diciendo, «el  teatro comunitario tuvo una planificación, los grupos como el nuestro nacen casi simultáneamente con los de otros barrios como Floresta, Nueva  Pompeya, Flores, Villa Crespo, y unos cuantos más a principios de la década del 2000, más exactamente el 2002, 2003, a partir de un plan que nace del grupo Catalinas Sur de la Boca. Existían desde la década del 80, casi con la finalización de la dictadura y comienzo de la democracia; nacen en una escuela primaria de un grupo de padres de la cooperadora, donde uno de ellos es Adhemar Bianchi, que es uruguayo y tiene conocimientos teatrales y de murga, y él empieza con esa movida con una carpa cultural itinerante; el proyecto era ir a las plazas y a los barrios de toda la capital, la estrategia era presentar la obra comunitaria y al finalizar convocar a los vecinos  para ahí mismo ser la piedra fundacional de lo que después sería el grupo teatral del barrio y la verdad que fue un proyecto que tuvo varios hijos entre los cuales nace Res o no Res a principios del 2002.»

Continuó, «también hay algo que dispara mucho a los grupos de teatro o les da un impulso más fuerte que es la crisis del final del 2001; porque nacemos ahí en marzo del 2002 entonces había algo parecido, en cuanto a la necesidad de salir a decir cosas como esta pasando ahora; una crisis que movilizó un poco más a las masas a salir nuevamente y eso creo que fue la frutilla del postre de muchos grupos como el nuestro, clases medias y medio bajas y empezaron a salir de las casas a las calles y la necesidad de contar las cosas y uno de los canales que lo permitía era el teatro y lo atractivo del teatro comunitario fue que cualquier vecino podía participar desconociendo las aptitudes que tenía, porque el teatro comunitario es muy inclusivo de lo más inclusivo que yo he transitado artísticamente y en mi profesión que es la docencia también lo incluyo, el teatro comunitario le abre las puertas a todo el mundo y en cualquier momento del año, no es que hay que esperar al inicio de la temporada y ha hecho descubrir en gente aptitudes que desconocían ellos mismos, para cantar, para bailar, o para hacer vestuario o maquillaje o escenografía, me incluyo entre los sorprendidos.»

Redondeando, «yo era hasta el 2002 estudiante de teatro en el Centro Cultural Macedonio Fernández, en Mataderos, y docente desde el año 93; soy docente del área de Educación Física y con especialización en tutorías en Educación Media, hasta ese momento mi vida pasaba más por la docencia y el teatro como forma amateur para hacer algo para mí, tomando clases en forma particular sobre todo en el Macedonio, donde después el profesor que tenía es el que termina siendo el primer director de Res o no Res y por él voy a parar ahí.»

Nos sigue relatando parte de su historia, » creo que en Res o no Res yo cumplí un ciclo como director, esta bueno el ejercicio de dejar la posta que la tome otro, porque todos los compañeros tienen algo para ofrecer y yo veía que había potencial en el grupo y siempre fue una idea que no se perpetúe nadie en la dirección y eso lo enriqueció desde siempre, siempre hubo una mesa de trabajo de mucha consulta y en algún momento sabíamos que se iba a dar, por un lado ese mecanismo y por otro lado una necesidad personal, dirigir no es lo mismo que actuar, cuando uno dirige está muy atento, creo que una de las capacidades más grandes o que más atención debe prestar un director es la planificación, la anticipación, la coordinación, todo un trabajo, que es muy lindo, la verdad que yo estoy muy agradecido y aprovecho y les mando un saludo a todos mis compañeros y amigos que tengo ahí. Actualmente la dirección es de Estela Calvo con Juan Azar, que era el director musical hasta que estaba yo;  en este caso se cumple un ciclo y yo tenía la necesidad personal de otra vez empezar a pisar las tablas de otra manera, no sin la carga esa que te impone la presión de director ¿no? de estar en todo absolutamente que tiene algo muy lindo pero a la vez es muy desgastante, entonces quería otra vez volver a actuar.»

«Estuve 13 años en Res o no Res y la verdad que me dejó en primer término la transformación personal y luego la transformación de muchísimas otras cosas, vimos que a través de esa energía colectiva se podía proponer y la verdad que si uno puede pensarlo puede realizarlo, hemos hecho un montón de proyectos para otros, para chiquitos, para gente mayor, nosotros fundamos el grupo Reseritos siempre teniendo la idea en Res o no Res; nunca se le cobró una cuota a nadie hasta el día de hoy es algo de lo cual nos enorgullecemos,

buscábamos la forma  que la gente tuviera acceso al teatro comunitario, al teatro para los chiquitos, al teatro leído, y a un montón de otros cosas que hicimos, en forma gratuita y la verdad que transformar no era tan difícil como parecía.»

Subraya, «en un grupo de 30 a 40 personas, adultos, adolescentes, jóvenes, niños, mujeres, hombres, por supuesto que la discusión es algo que estaba en el día a día y es algo con lo que hay que convivir y enriquece también, la diversidad nos dá un montón de cosas, sería muy triste que todos pensemos y digamos lo mismo entonces ese enriquecimiento de la diversidad también se dio todo el tiempo, las dificultades, quien aparece en los momentos bravos y todo eso, nos ha enseñado muchísimo.»

Rememora para llegar a su actualidad, «fuimos a actuar al barrio de Boedo con Res o no Res a un espacio muy lindo que se llama La Minga, en la calle Maza (Maza 1165); cerramos una función y yo como director siempre iba antes, un mes antes a ver el espacio, el lugar, el sonido como era y en esa visita que hago veo que en ese lugar había un taller de murga uruguaya y yo hacía mucho tiempo que estaba con ganas de hacer algo por el estilo, así que paralelamente a lo que estaba haciendo con Res, me metí en el taller, ese taller duró un año y al finalizarlos «profes» del taller, el negro Chivan y Romina Valcecchi nos dicen que no tienen más para darnos, nosotros queríamos seguir un año más y dijeron que no que ellos lo que tenían para darnos ya lo habían dado y que a partir de ese momento si queríamos teníamos nosotros que buscar los medios de seguir siendo murga y fue muy bueno, fue otro aprendizaje que también al momento de dejar Res o no Res esa experiencia me juega en ese sentido, yo también le había dado a Res o no Res durante 7 u 8 años de dirección lo mismo y dije ya está, se cumplen ciclos; y bueno empezamos a transitar la formación ahora si de murga ya no como un taller un espacio de construcción, se llama LaNotalpié, ya como una murga que desde cero debía empezar a hacer todo, algo parecido a lo que yo había transitado con Res o no Res, en un punto hubo muchas cosas que yo ya las había vivido y que mis compañeros no y fue interesante.»

Nos describe que, «la murga uruguaya y la argentina son distintas, me parece que en la porteña prevalece más el baile, el desfile y una energía que se produce en cuanto a cantidad y a participación, yo la respeto muchísimo y me parece un fenómeno cultural, se mueve un montón de gente, va mucho gente a los corsos, a pesar que no es la murga que yo quisiera hacer si reconozco que tiene sus valores por supuesto y culturalmente es intocable, me parece a mí que es algo que nació y que tiene la impronta de nuestra cultura porteña.

Yo no soy un especialista en tema de la murga porteña así que lo que diga hay que tomarlo con pinzas. En cuanto a la murga uruguaya creo que está como más estructurada en cuanto a la cantidad de integrantes y artísticamente hay una diferencia importante, se canta por cuerdas, son entre 13 y 15 cantantes que están divididos en 3 cuerdas, en primos, segundos y sobre primos, y una batería de 3 instrumentos, es una formación digamos casi obligatoria porque se concursa con esa formación y además se lo toma de una manera más teatral que la murga porteña, donde creo yo, que la cuestión pasa por un desfile más bien y una expresión crítica también pero a lo mejor sin poner tanto hincapié en el tema de la acción.»

Para finalizar nos comenta, «hoy el placer pasa por estar otra vez construyendo junto con otros, aprendiendo mucho, es una construcción todavía más horizontal que la del teatro comunitario, no hay un director, se ha logrado un mecanismo de comisiones que funciona, hay mucha consulta, al principio sentía que la cosa iba más lenta pero si bien va más lenta que si hubiese un director que toma decisiones tiene mucha más fuerza y los acuerdos a los que se llegan son realmente fuertes.

Yo creo que a lo mejor un grupo de teatro comunitario al ser del barrio casi exclusivamente tiene una identificación mayor, en el caso de la murga es algo más artístico, no quiere decir que no tenga penetración barrial, si que en el comunitario por lo que decíamos al principio que es inclusivo, en la murga uruguaya no puede entrar cualquiera, pues hay que tener ciertas aptitudes, como cantar más o menos en una cuerda o tocar algún instrumento, en forma respetable.»

«En Lanotalpié hay una comisión de letras y de arreglos muy buena, que yo admiro muchísimo. Yo creo que hay algunas murgas porteñas, como Atrevidos por Costumbre y La Redoblona que es de la radio de Lambaré de FM La Tribu, y Atacados por la Santa Risa, que tienen buenas letras.No quisiera comparar lo que es distinto, se puede comparar entre dos murgas de estilo uruguayo o dos murgas de estilo porteño pero comparar una porteña con una uruguaya creo que al ser diferentes es raro, uno por una cuestión de gustos se puede inclinar por una o por la otra, pero no comparar, creo que las dos son riquísimas, las dos merecen el respeto y el apoyo de la gente y que cada uno elija la que le gusta.»

Termina haciendo los recordatorios de estilo, «Lanotalpié» vamos a estar el 16 de julio por la tarde en Morón,y sigannos en la página, en el facebook

La gente que quiera realizar el taller sigue funcionando en La Minga, en Boedo, en Maza y San Juan, donde no sólo hay talleres sino también espectáculos y está abierto al público y es algo que recomiendo enormemente; estoy feliz, esperando que alguna vez se reabra el cine de Mataderos no? El Cine El Plata  para que ocurran estas cosas de talleres y un espacio adecuado para la cultura que muchas veces lo tomamos como un anexo y desde mi concepción, la cultura es un derecho al igual que la salud, la educación y el trabajo, y que cuando caiga esa ficha para todos y sobre todo para los que conducen creo que vamos a tener una sociedad más justa y mejor, LA CULTURA ES UN DERECHO.»