Murió Ennio Morricone.

Publicado: 06 jul 2020
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Al amanecer del 6 de julio, en Roma, murió Ennio Morricone en una clínica donde había sido internado por las complicaciones de una rotura de fémur, producto de una caída. Tenía 91 años.

Morricone había nacido en Roma el 10 de noviembre de 1928.

Se formó en la Academia de Santa Cecilia, donde se graduó en trompeta, composición, instrumentación, dirección de banda y música coral. Alumno dilecto de Goffredo Petrassi, en su juventud Morricone integró el grupo de música experimental Nuova Consonanza y compuso música de concierto según el mandate estético de las vanguardias de pos guerra.

En 1961, el mismo año en que nació su hija Alessandra, compusiera su primera banda sonora para el cine.

Se trataba de la música para el filme Il Federale, de Luciano Salce. En 1964 comenzaron sus colaboraciones para Bernardo Bertolucci y Sergio Leone. Fue el cine de este último el que le dio fama: la pegadiza melodía de Por un puñado de dólares le reportó una inmensa popularidad y un montón de nuevos encargos: Pier Paolo Pasolini y Gillo Pontecorvo, entre otros, reclamaron sus servicios. Al mismo tiempo, formaba parte del Gruppo Internazionale d’Improvvisazione.

La creciente actividad cinematográfica le haría abandonar a finales de la década la faceta “culta” de su producción, sobre todo a raíz del estruendoso éxito de la música para El bueno, el feo y el malo (1966), de Sergio Leone.

La fórmula de Morricone era tan sencilla como efectiva: orquestaciones poco densas, pero con un sonido seco y transparente que años más tarde inspiraría a muchas bandas de rock, temas que se clavaban inmediatamente en la memoria del oyente, y un enorme respeto por la trama y los personajes del filme. Músico de gran intuición, Morricone dejaba “hablar a la historia” y huía de divismos de autor.

A partir de 1970 inició una nueva actividad, la pedagógica. Maestro de composición en el Conservatorio de Frosinone, tuvo como alumnos a Luigi de Castris y Antonio Poce, entre otros. Esta etapa favoreció un cierto retorno a su faceta de autor, en forma de una colaboración con el Studio R7 de Música Electrónica.

Trabajó también como arreglador de algunos de los nombres importantes de la canción italiana, como Mina y Gianni Morandi. En 1970 fue el arreglador y director musical de Per un pugno di samba, un disco italiano de Chico Buarque y en 1978 compuso la canción oficial del Mundial de fútbol que se jugó en la Argentina.

Un año más tarde, después de trabajar siempre en Europa, aceptó un encargo americano, la música de El factor humano. Su relación con Estados Unidos nunca fue positiva: el estilo de vida estadounidense no le atraía en absoluto, se negó a instalarse en Los Ángeles y más aún a aprender inglés. Aun así, fue nominado cinco veces al Oscar, la primera en 1979 por el western Días del cielo.

Después de veinte años de una actividad monstruosa, lo que implicaba una producción de calidad harto desigual, en 1983 se convirtió en miembro del Consejo de Administración de la asociación Nuova Consonanza, dedicada a la música contemporánea, y redujo drásticamente su producción para el cine. A pesar de ello, tuvo tiempo de firmar en 1984 la que muchos consideran su mejor partitura: la banda sonora de Érase una vez en América, el último filme de su amigo Sergio Leone.

 

Sorprendentemente, en la edición de los Oscar de 2007, Ennio Morricone recibió por fin una estatuilla por parte de la Academia, en reconocimiento a su inmensa carrera. Un premio que llegó cuando Morricone ya no lo necesitaba, pero que, según reconoció, “finalmente me lo quedaré”

A lo largo de seis décadas y más de 500 partituras firmadas, compuso también para otros directores importantes, en Italia y el mundo. Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (1970), de Elio Petri; Sacco y Vanzetti (1971), de Giuliano Montaldo; La cosa (1982), de John Carpenter; La misión (1986), de Roland Joffé; Los intocables (1987), de Brian De Palma; Bugsy (1991), de Barry Levinson; Lobo (1994), de Mike Nichols; U Turn (1997), de Oliver Stone, son algunos de los títulos que tienen sus columnas sonoras. Quentin Tarantino, que le rindió homenaje en Kill Bill (2003) y Bastardos sin gloria (2009), le dio la oportunidad de ganar un Oscar, después de haber estado nominado en cinco oportunidades. Fue con la música para Los ocho más odiados (2016).

Prolífica fue también la relación de Morricone con Giuseppe Tornatore, colaboración que tuvo su punto culminante en Cinema Paradiso (1988).

Entre Bach, Stravisnky y la canción italiana, Morricone fue un artesano prodigioso, de los que hicieron de la música para cine un género en sí, capaz de sobrevivir a la imagen para instalarse en el imaginario de una época.