Referentes Barriales Porteños.

Publicado: 12 jun 2020
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Con el coronavirus instalado en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, algunas de las razones por las que se está propagando con más contundencia que en otras zonas de la ciudad son el hacinamiento, la falta de agua corriente en síntesis la falta de vivienda digna.

Cuando se produjo primer contagio en Villa 31 (ocurrió con una trabajadora de casas particulares que contrajo el virus por el contacto con su empleadora que había vuelto de Alemania y comparte el baño con 13 personas) todos sabíamos que esto explotaría, entre otras cosas porque en las villas de Buenos Aires hubo gente que estuvo hasta tres semanas sin lavarse las manos por falta de provisión por parte de las autoridades locales.

La cuarentena viene generando una restricción económica que en las villas es suplida, en parte, por la asistencia de los referentes barriales a través de la entrega de víveres, quienes no cuentan con adecuados elementos sanitarios para desarrollar la labor.

Este hecho ha dejado como consecuencia el contagio de decenas de referentes populares, tales como Carlos Ramírez, de la Corriente Villera del Barrio San Martín (Villa 31); Daniel Castillo, de La Cámpora (Villa 31), o el padre Guillermo Torres, de la capilla Cristo Obrero (Villa 31), donde descansan los restos de Carlos Mugica.

Pero además hemos asistido al fallecimiento de aquellos referentes barriales que ponen el cuerpo en la primera línea y ante las numerosas dificultades que enfrentan son los que pasan a engrosar la «lista» de fallecidos que quizás nunca sean reconocidos como se debe por el resto de los habitantes de esta Ciudad de Buenos Aires.

Están en la línea de fuego, haciendo lo que el gobierno porteño no hace, ocupándose de sus vecinos, repartiendo bolsones de comida, conteniendo situaciones complejas todos los días poniendo en juego hasta su propia vida.

 

 

Aquí los recordamos y les agradecemos su trabajo silencioso por los demás.

Ramona Medina, de 42 años. Su muerte conmocionó al país: fue una de las primeras vecinas de la Villa 31 en reclamar por la falta de agua en medio de la pandemia. Tenía dos hijas (una discapacitada) y dos sobrinos a cargo. Era vocera de La Garganta Poderosa.

Víctor “El Oso” Giracoy, del histórico comedor Estrella de Belén (Villa 31). Tenía 59 años y falleció tras seis días de internación. Era del grupo de riesgo por diabetes y obesidad.

Agustín Navarro, de 57 años, era militante de Barrios de Pie. Había estado aislado en un hotel en Recoleta y luego internado en el Hospital Ramos Mejía. Su cuadro se complicó por problemas respiratorios.
Víctor Ávila, trabajaba en el programa Juegotecas Barriales, que depende del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y funciona en el edificio del Elefante Blanco, de Villa Lugano. Tenía 32 años y 4 hijos.
Pedro Condorí, del barrio 31. Era militante de Militancia Popular y La Corriente Nacional de la Militancia.
Carmen Canaviri, coordinadora del merendero «Lucecitas del Sur», en el Barrio Rivadavia del Bajo Flores. Tenía 56 años y pertenecía a la organización Barrios de Pie.
Reinerio Salvador Benítez, delegado de Manzana (Villa 31 bis)