Desvanecimientos o Desmayos.

Publicado: 10 ene 2023
Comentarios: 0

Ante un desvanecimiento, todas las alarmas saltan. Pero ni todos son iguales ni tienen la misma gravedad.

Para que despejes todas tus dudas, te contamos qué diferencia hay entre ellos.

Un desmayo puede producirse por un golpe de calor, por una situación emocional descontrolada o incluso por un problema coronario.

Son causas diferentes, pero el final siempre es el mismo: el paciente acaba desmayado y con pérdida de conciencia.

Pero dependiendo de las causas, ese desmayo puede deberse a un síncope (lo que vulgarmente llamamos lipotimia) o bien a un shock.

Aunque los profanos en medicina tendemos a pensar que una lipotimia y un síncope son cosas diferentes, en realidad te trata de estados parecidos.

«El término lipotimia no se emplea en el ámbito médico, aunque se define como una disminución del riego sanguíneo al cerebro, lo que determina que no se pueda mantener la conciencia o la alerta habitual. Pero si miramos la definición de síncope veremos que prácticamente se habla de lo mismo: una pérdida transitoria del nivel de conciencia de manera repentina y de duración generalmente breve (de apenas unos segundos), con una recuperación rápida y espontánea del estado normal sin secuelas neurológicas posteriores en el paciente debido a una hipoperfusión cerebral transitoria» explican especialistas.

Síncope: cinco causas

Hay muchas causas que conducen a este tipo de desmayos.

Los médicos las dividen en cinco apartados: circulatorias, cardiogénicas, neurológicas, metabólicas y psicógenas.

Pueden estar provocadas por situaciones como la ingestión de tóxicos, una enfermedad coronaria, los accidentes isquémicos transitorios o la hipoglucemia. Son muchos los factores que acechan y que nos ponen en peligro de sufrir un síncope.

‘Shock’: el más grave

El shock, por su parte, supone un cuadro más grave, ya que está provocado por problemas serios en el organismo.

Según su clasificación, pueden ser hipovolémicos, es decir, producidos por hemorragias o deshidratación; distributivos, como en los casos de sepsis, anafilaxia, insuficiencia suprarrenal o ingestión de sustancias tóxicas; obstructivos extracardiacos, como los que se dan en enfermedades como el tromboembolismo pulmonar, el neumotórax o el taponamiento cardiaco; y, por último, los shocks cardiogénicos, que se da en pacientes con problemas coronarios.

«Por norma general, se produce una apreciable disminución del aporte de oxígeno a los tejidos que, inicialmente, es reversible. Pero, si se prolonga, deriva en una hipoxia (falta de oxígeno) celular generalizada y en un deterioro multiorgánico». El shock se debe tratar, por lo tanto, como una urgencia médica. Y en este, como en otro tipo de desmayos, se debe actuar con rapidez y, a la vez, serenidad, para facilitar el trabajo de los profesionales médicos», señalan.

Lipotimia / Sincope

Puede suceder tras levantarte rápido después de estar tumbado, ante un fuerte ataque de tos, por dolor torácico o palpitaciones durante o al final del ejercicio físico, tras una crisis epiléptica o, incluso, al anudarte la corbata o al afeitarte, por hipersensibilidad del seno carotídeo.

Hay, además, unos síntomas agrupados antes y durante el ataque:

1. Premonitorios (antes de sufrirlo)

– Sofoco, calor, náuseas, vómitos, molestias en el abdomen o sudoración, en el caso del síncope vasovagal.

– Entumecimiento, parestesias, tetania, temblor o ansiedad, que anuncian un síncope de origen psicógeno.

– El síncope cardiaco arrítmico, neurológico y ortostático aparece de forma brusca, sin avisar.

– El aura o el estado de ensoñación son característicos del síncope de la crisis comicial o la migraña vertebrobasilar.

2. Coincidentes (mientras se sufre)

– Las arritmias, el dolor torácico, la disnea o el déficit neurológico transitorio pueden indicar enfermedad coronaria o accidente isquémico transitorio.

Shock

Aunque la causa y el tipo de shock determinan los síntomas, hay que estar alerta ante los signos apreciables para el paciente o la persona que está a su lado antes de la valoración médica: dolor torácico, estado de confusión o de ansiedad, excesiva sudoración, piel pálida y fría, sed extrema, pulso débil, náuseas, labios y uñas morados… Varios de estos síntomas coinciden con los propios de la lipotimia o el síncope.

¿Qué hacer ante un desmayo?

Ya sea un desvanecimiento por un golpe de calor o un shock producido por un accidente de tráfico, ante un desmayo se deben mantener unas pautas generales de conducta antes de que los profesionales sanitarios entren en acción.

1. Si el paciente no responde y no respira…

Se trata de una posible parada cardiorrespiratoria y es un caso de emergencia. Lo primero es solicitar ayuda a emergencias.

Explícales con claridad la situación. Justo después, comienza a realizarle masaje cardiaco hasta que llegue la ayuda.

2. Si paciente no responde y respira…

Descartando que el paciente haya sufrido algún traumatismo que pueda suponer una lesión medular, colócalo en decúbito lateral para disminuir el riesgo de broncoaspiración por vómito (evitar que entre en los pulmones). Debes avisar a la emergencia, comentar lo que sabes de la situación y ellos te dirán cómo actuar.

3. Si el paciente responde…

Elevale las extremidades inferiores para mejorar el retorno sanguíneo y la vascularización cerebral.

Aflojale la ropa para facilitar su respiración e intenta que realice lentamente inspiraciones profundas por la nariz con expiraciones por la boca.

Debes acompañar en todo momento al paciente de la forma más segura posible e intentar recoger toda la información útil que puedas para informar a emergencias.

¿Y qué no hacer?

  • Dar de comer y/o beber a un paciente inconsciente o con cualquier alteración del nivel de conciencia.

  • Movilizar a un paciente si tienes la sospecha de que sufre una lesión medular.

  • Pensar que no es necesaria una valoración médica. Es mejor siempre llamar a urgencias y explicar el caso que no hacerlo y arriesgarte a algo peor.