Hemorragias Nasales.

Publicado: 08 feb 2023
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La mayoría de la gente ha tenido una hemorragia nasal en alguna ocasión, un problema bastante común sobre todo en los niños, aunque cualquiera puede sufrirla debido a que en la nariz se encuentran muchísimos vasos sanguíneos y capilares con las paredes muy finas, de manera que se pueden romper con facilidad y dejar salir la sangre.

Los sangrados nasales llaman mucho la atención porque impresiona ver a alguien cubierto de sangre, especialmente a los más pequeños, pero por norma general no son motivo de alarma y se pueden manejar fácilmente desde casa.
Por definición, se entiende hemorragia como salida de la sangre de los vasos sanguíneos, en este caso los vasos que se encuentran en las fosas nasales. En la terminología médica este fenómeno se conoce como epistaxis o rinorragia.
Se pueden diferenciar dos tipos de sangrados nasales que llamaremos anterior y posterior, dependiendo de dónde esté el origen del sangrado.
En las hemorragias anteriores el punto está en una zona de la nariz donde se unen muchos vasos sanguíneos, que está justo en la formación del tabique nasal en la parte alta de la nariz.
Las hemorragias posteriores son raras, y la sangre en lugar de salir por la nariz cae por la faringe hacia la garganta y se traga.

Obviamente, el signo evidente de hemorragia nasal es que salga sangre oscura por la nariz, aunque en caso de las hemorragias posteriores no siempre se ven tan fácilmente. Para detectarlas se abre la boca y se retrae la lengua hasta tapar la garganta, así se puede observar la sangre que cae por detrás de la campanilla.

Si el sangrado es muy abundante se puede experimentar debilidad y mareos, observándose palidez en la cara y las manos. En todo caso, conviene saber cómo actuar para no alarmarnos y conocer los primeros auxilios básicos a implementar cuando a nosotros o a nuestros hijos nos sale sangre por la nariz.

Las hemorragias nasales son frecuentes en niños de tres a 10 años de edad, y la mayoría de ellas se deben a que el niño se ha hurgado la nariz o a que el aire está demasiado seco. Pueden asustar, pero no suelen ser un problema importante. La mayoría se detienen por sí solas y se pueden tratar fácilmente en casa.

Que hacer:

  • Mantenga la calma y tranquilice a su hijo.
  • Haga que su hijo se siente bien erguido en una silla o sobre su falda y luego incline su cabeza ligeramente hacia delante.
  • No incline la cabeza de su hijo hacia atrás. Esto podría hacer que la sangre le bajara por la parte posterior de la garganta, y su mal sabor podría provocarle náuseas, tos y/o vómitos.
  • Pellízquele suavemente la parte blanda de la nariz (justo debajo del hueso central, o tabique nasal) con un pañuelo de papel, toallita o paño limpios.
  • Mantenga la presión de forma ininterrumpida durante unos 10 minutos; si deja de aplicar presión demasiado pronto, se podría reiniciar la hemorragia.
  • Haga que su hijo se relaje durante y después de la hemorragia nasal. Dígale que no se suene, hurgue ni se frote la nariz y que no participe en juegos activos después de la hemorragia.

Ante la reiteración de episodios conviene consultar al médico.