25 Años Sin Osvaldo Pugliese.

Publicado: 25 jul 2020
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Osvaldo Pugliese (Buenos Aires, 2 de diciembre de 1905) y su orquesta típica, su herramienta expresiva y también de militancia, crearon un lenguaje musical único e irrepetible además de un formato de gestión cooperativa día a día más influyente.

A 25 años de la muerte del pianista, director, compositor y arreglador, su vida y su música continúan siendo apasionantes.

Su padre era un flautista aficionado y su hermano Roque tocaba el violín y componía. La tradición siguió con su hija Beba, también pianista, y su nieta Carla, bandoneonista.

El clima de época, a principios del siglo XX, tenía al tango en ascenso y al pequeño Osvaldo ya era un apasionado de la música.

Antes de los 9 años, empezó a tocar de oído el violín y a los 15 ya participaba de un trío. Hasta que un día volvió a su casa y se encontró un piano…

En los años ’20 participó de diversos proyectos que, entre otros, incluyeron tocar con la bandoneonista Paquita Bernardo, sumarse a la orquesta de Pedro Maffia y armar un sexteto con Elvino Vardaro.

Más tarde Pugliese se sumó a otras agrupaciones (una incluyó fugazmente a Alfredo Gobbi y Aníbal Troilo) y pasó por la orquesta de Pedro Laurenz.

En 1939 logró estabilizar su orquesta típica en el Café Nacional y en 1943 concretó su primera grabación. Nunca más abandonaría ese formato.

El cenit estético de la orquesta fue en los ’50 y ’60 período en el cual se consolidaron todos los elementos dinámicos y compositivos del lenguaje pugliesiano.

Desde el mayor clasicismo de los años ’40 (con la voz del mítico Roberto Chanel) hasta la renovación de 1969 ofrece una frescura y variantes armónicas muy atractivas.

Algunas de las composiciones más celebradas de Pugliese fueron «La Yumba» (himno y suerte de declaración estética de la orquesta), «Negracha» y «Malandraca» (emblemas por su audacia rítmica), «La Beba» (dedicada a su hija), «Adiós Bardi» y «Recuerdo» (entre las más líricas).

Daba lugar a los lucimientos solistas (de Ruggiero y Camerano), pero también los diálogos y contrapuntos. El sonido del piano de Pugliese (nunca ostentoso, siempre ajustado y creativo) fue otra de las márcas registradas de la orquesta. Ruggiero se distinguió con «N.N.» y «Yunta de oro», Emilio Balcarce con «La Bordona», e Ismael Spitalnik con «Bien milonga», entre muchas otras composiciones y otros autores de la orquesta.

En buena parte de este recorrido y hasta 1983, Pugliese sufrió persecuciones, prohibiciones y reiteradas detenciones por su militancia en el Partido Comunista. Padeció vedas para tocar en la radio (fuente de ingresos y visibilidad notable para las orquestas de la era dorada del género) e incluso para tocar en vivo.

Más allá de tantas dificultades, don Osvaldo nunca bajó los brazos. Su actividad militante también incluyó un gran protagonismo en la creación del Sindicato Argentino de Músicos, y cuando las compañías discográficas comenzaron a darle la espalda al género fundó el sello Stentor y hasta creó un boliche para tocar que bautizó (como no podía ser de otra manera) La Yumba.

El primer peronismo siempre lo miró con desconfianza y no faltaron suspensiones de shows y detenciones injustificadas. Pero hubo un reencuentro: el maestro junto a su orquesta tocaron en los festejos populares por la vuelta de Perón a la presidencia, en 1973. Fue entonces cuando el líder popular se acercó al músico y le dijo: «Gracias por perdonar». La escena concluyó con un fuerte apretón de manos.

Muchos tangueros abrazan fervorosamente las composiciones o versiones instrumentales de la orquesta, y no tanto los tangos cantados. En muchos casos, estos no alcanzaron la misma excelencia y el paso del tiempo fue cruel con algunas letras.

A sus 80 años, el 26 de diciembre de 1985, Osvaldo Pugliese hizo realidad el sueño suyo y de su hinchada: tocar en el Colón. Fue una reparación histórica y una fiesta. La orquesta seguiría su camino con varios cambios de músicos, pero la misma convicción.

Su última presentación fue en la Casa del Tango, el 25 de junio de 1995. Un mes más tarde, el corazón de don Osvaldo dijo basta. Dejó una obra descomunal de más de 450 grabaciones, un estilo único y un ejemplo de convicciones practicadas todos los días.

Pugliese es pasado, presente y futuro.

 

Fuente: Tiempo Argentino.