30 de marzo de 1982, Luche y Se Van.
El 30 de marzo de 1982 fue el escalón más alto de la resistencia del Movimiento Obrero a la dictadura civico-militar iniciada el 24 de marzo de 1976.
La protesta fue generada entre otros por la “Comisión de los 25 Gremios Peronistas” (luego CGT Brasil) creada el 1 de marzo de 1977 por Saúl Ubaldini (Cervecero), Roberto García (Taxista), Fernando Donaire (Papeleros), Demetrio Lorenzo (Alimentación), Osvaldo Borda (Caucho), Ricardo Pérez (Camioneros), el “Negro” Serpa (Obras Sanitarias), José Rodríguez (SMATA), y otros.
En la vereda de enfrente estaban los colaboracionistas: la Comisión de Gestión y Trabajo (luego CNT, luego CGT Azopardo) con Ramón Baldassini (Telepostales) a la cabeza, que nucleaba los gremios de Comercio (Armando Cavallieri), Plástico (Jorge Triaca), Bancarios (Juan José Zanola).
Los 25” habían convocado al primer paro general para el 27 de abril de 1979. Cuatro días antes sus dirigentes fueron citados al Ministerio de Trabajo, fueron detenidos e interrogados, para ser trasladados posteriormente a la cárcel de Caseros donde estuvieron tres meses.
Ese mismo año, durante la anual peregrinación a Luján se “infiltraron” miles de trabajadores con carteles que pedían “Paz y Trabajo”.
El 30 por ciento de los desaparecidos eran trabajadores y que el 7 por ciento fue secuestrado en su lugar de trabajo, sin contar con la cantidad de delegados, miembros de comisiones internas, activistas y militantes obreros que fueron perseguidos y encarcelados para acallar las protestas y doblegar al movimiento obrero.
Se llega a la huelga general del 22 de julio de 1981 convocada por la CGT Brasil, más exitosa que la del 79, con manifestaciones reprimidas en Mendoza, San Miguel de Tucumán, Rosario, Córdoba y Avellaneda.
La presencia de Saúl Ubaldini en el peregrinaje a San Cayetano convirtió el día del patrono del trabajo en un hecho político de resistencia, y tal vez por eso la Iglesia ubicada en el barrio de Liniers fue elegida como el epicentro de un acto de mas de 20 mil personas que culminó en represión y cientos de detenidos el 7 de noviembre de 1981.
Aquel 30 de marzo de 1982 con las consignas “PAZ, PAN y TRABAJO”, y “LUCHE Y SE VAN” se convocó a una movilización hacia Plaza de Mayo que amaneció sitiada por personal policial.
El Ministerio del Interior presionó para que la marcha no se hiciera, argumentando que la CGT no había solicitado la autorización correspondiente y que el acto podría producir alteraciones a la seguridad y el orden público, a la vez que recordó que seis dirigentes sindicales, entre ellos Saúl Ubaldini, se encontraban procesados por haber declarado otras huelgas generales.
Desde temprano los trabajadores se iban agrupando para encolumnarse tras la dirigencia. Avenida de Mayo y 9 de Julio. El objetivo: entregar un documento en la Casa Rosada. La columna avanzaba al grito de “Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar” y “Pueblo Unido jamás será vencido”.
Se vivieron varias horas de violentos enfrentamientos entre los manifestantes, que intentaban llegar hasta la Plaza de Mayo y centenares de policías desplegados, pero los focos en la zona de Tribunales, Paseo Colón, el Centro se extendieron hasta tarde.
La jornada que había empezado temprano, terminó ya entrada la madrugada del día siguiente cuando comenzaron a llegar noticias de
Mendoza, Córdoba, Rosario, Mar del Plata y San Miguel de Tucumán donde había ocurrido lo mismo que en Buenos Aires.
El saldo en todo el país: el trabajador y sindicalista textil, José Benedicto Ortiz, asesinado en Mendoza, más de 2.500 heridos y unos 4.000 detenidos.
Entre los detenidos estaban el Secretario General de la CGT, Saúl Ubaldini y cinco integrantes de la Comisión directiva; el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y un grupo de Madres de Plaza de Mayo.
Al día siguiente, la CGT en un documento afirmó que el proceso militar estaba “en desintegración y desbande” y reclamó por un gobierno «cívico militar» de transición a la democracia. Ese texto nunca llegó a difundirse, estaba empezando la Guerra de Malvinas.