Murió el Campeón del Mundo Leopoldo Luque.
A los 26 años llegó a River y allí comenzó lo mejor de su carrera. En cinco años ininterrumpidos con el Millonario, disputó 231 partidos oficiales, en los que marcó 97 goles y dio cinco vueltas olímpicas.
Volvió al «tatengue», Deportivo Tampico (México), Racing, Santos de Brasil, Boca Unidos de Corrientes, Chacarita Juniors y Deportivo Maipú de Mendoza, en donde se retiró.
El atacante jugó el Mundial de Argentina 1978 y se consagró campeón con el equipo conducido por César Luis Menotti: en el certamen marcó cuatro goles en los cinco cotejos que disputó.
Al terminar su carrera como jugador, fue entrenador y pasó por Unión de Santa Fe, Central Córdoba de Santiago del Estero, Belgrano de Córdoba, Deportivo Maipú, Gimnasia y Esgrima, Independiente Rivadavia y Argentino, estos cuatro últimos todos de Mendoza, donde estaba radicado desde hacía años.
“El Pulpo” fue un delantero dueño de un sentido de la oportunidad único. Jugaba con pelota y sin ella. Podía estar varios minutos sin entrar en juego pero, aún así, su aporte era trascendente por su sola presencia. Y cada vez que el juego le brindaba una chance, difícilmente la desaprovechaba.
Sin dudas que el golazo a Francia en el Mundial ’78, en un partido chivo y clave para la clasificación a la segunda ronda, es la que presida un podio imaginario. Pero al margen de esa foto histórica, donde el vuelo de Dominique Baratelli acompañó la estética de un remate artístico, hubo unas cuantas más.
Para empezar, en ese mismo partido quedó otra imagen icónica: la de cuando se lo vio entregar el corazón ingresando a jugar los minutos finales con un brazo fracturado y en cabestrillo. Y para que ese 6 de junio de 1978 sea casi de película, se supo que horas antes del partido, su hermano, que viajaba de Santa Fe a Buenos Aires para ver el encuentro, había muerto en un accidente automovilístico.
Su gol a Hungría, un doblete a Perú, el ojo en compota y la nariz sangrante en la final ante Holanda son otras instantáneas que lo acompañan por siempre.
Pero no todo se agota a su consagración como campeón del mundo. En febrero de 1976 se ganó la tapa de los diarios por sus cinco goles a San Lorenzo, una noche en la que el River de Ángel Labruna aplastó a San Lorenzo 5-1. Tres años más tarde, un gol de taco ante Huracán, después de esquivar al arquero Carlos Munutti con un autopase, su marca registrada, invadió las pantallas por la genialidad de su definición.
Con la muerte de Leopoldo Jacinto Luque ya son seis los campeones del mundo que fallecieron.
Tres del Mundial 78 (Rubén Galván, René Houseman y Luque) y tres del Mundial 86 (José Lius Cucciufo, José Luis Brown y Diego Maradona)