Conejo y Huevo de Pascua, Mitos y Leyendas.
El conejo de Pascua es uno de los símbolos de la festividad de la Pascua; representa la fertilidad, el nacimiento y esperanza de vida.
Antes de Cristo, los pueblos germánicos consideraban el conejo un símbolo de la fertilidad, y asociaban su aparición al inicio de la primavera, con el renacimiento y la renovación de la naturaleza después de la época de invierno.
El conejo era, pues, el primer animal en salir de las madrigueras y en procrear, debido a su gran capacidad reproductiva.
Según las antiguas leyendas, el conejo aparecía en Pascua con una canasta llena de dulces y huevos coloridos, que escondía para que fueran encontrados.
De ahí surgió la tradición de esconder los huevos de Pascua para que los niños los encuentren.
El conejo es utilizado hoy en día como símbolo de la Pascua, que es la festividad cristiana para celebrar la esperanza de la vida después de la Resurrección de Jesús Cristo en Semana Santa.
Sin embargo, ni el conejo de Pascua ni los huevos de Pascua que este trae son mencionados en ninguna parte en la Biblia.
La tradición del conejo de Pascua está asociada a rituales de celebración de la fertilidad que se hacían en el norte de Europa en los tiempos precristianos.
Además, la leyenda según la cual en el sepulcro donde estaba Jesús hubo un conejo que presenció su resurrección es también falsa, sin ningún tipo de apoyo en las Sagradas Escrituras.
La leyenda recoge el pasaje de la muerte de Cristo, y la presencia de un conejo a los pies del sepulcro, que observaba como los fieles acudían al lugar para llorar y lamentar aquella desgracia. Allí permaneció día y noche, mientras se preguntaba quién era aquella persona que todos adoraban tanto.
Al tercer día, el animal observó cómo unos ángeles removían la piedra que tapaba el sepulcro y pudo ver en su interior a un hombre que permanecía de pie doblando las sábanas con que había sido envuelto. Desde ese momento, el conejo comprendió que se trataba verdaderamente del Hijo de Dios, y partió inmediatamente a dar la noticia al mundo.
Al no poder expresarse con palabras, el conejo decidió regalar huevos llenos de color, como significado de la alegría y el regocijo por la resurrección de Jesús. De esta manera, la costumbre ha llegado hasta nuestros días, donde las familias suelen regalar golosinas de chocolate en forma de huevo cada domingo de Pascua, con motivo de rememorar la resurrección y la esperanza de salvación para todos los hombres.
Los colores también guardan un significado específico. Si bien en un principio, los huevos se coloreaban en rojo carmesí para simbolizar la sangre derramada de Cristo, luego fueron asumidas otras tonalidades como el amarillo, sinónimo de la luz salvadora, y el azul, que es un color típico del período pascual en la religión católica.