Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga.
Desde el año 1993, cada 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga Crónica, coincidiendo con el natalicio de Florence Nightingale, enfermera que quedaría postrada en su cama durante 50 años a causa de esta enfermedad.
Se trata de una enfermedad reumatológica cuya característica principal es un dolor generalizado del sistema músculo esquelético y que además genera un cansancio persistente.
A pesar de que se conocen sus síntomas y que existen sospechas de que su origen es neurológico, aún no se han logrado determinar causas demostrables.
Lo que sí es demostrable es que tiene los siguientes síntomas: dolor en ligamentos, huesos, músculos, articulaciones y genera dolor de cabeza, insomnio, ansiedad y cansancio, entre otros.
De hecho, fue reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1992. Y en la actualidad afecta de un 2% a un 7 % de la población mundial, aunque siguen existiendo diferencias y dudas en cómo tratarla o diagnosticarla.
Es una enfermedad que tiende a ser más común entre mujeres de 20 y 50 años de edad, sin embargo, también pueden sufrirla hombres y niños.
En cuanto al síndrome de la fatiga crónica, se trata de una enfermedad que genera fatiga persistente y dificultades cognitivas sin una base aparente, pero que interfiere en la vida cotidiana de quien la padece.
La iniciativa de celebración surgió de la mano de distintas organizaciones y asociaciones que, desde el año 2004, han buscado unir esfuerzos para divulgar y concienciar a los distintos organismos gubernamentales sobre esta enfermedad.
Florence Nightingale, nació en Florencia, Italia, el 12 de mayo de 1820 y luego se radicaría en Reino Unido.
Se destacó en el área de matemáticas, y al graduarse, utilizó sus conocimientos de estadística para aplicarlos a la epidemiología. Esto le permitiría ser la primera mujer en ingresar en la Royal Statistical Society y ser miembro honorario de la American Statistical Association.
Logró sentar las bases de la enfermería como profesión, al establecer, en 1860, una escuela de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres.
Durante la guerra de Crimea, Florence es trasladada allí, junto con un grupo de enfermeras entrenadas por ella. Mientras permanecía atendiendo a los soldados heridos, apareció un artículo en The Times (1855) que hablaban de esta noble mujer, en el cual se decía que cuando los oficiales médicos se habían retirado y quedaba solo el silencio, la soledad y el dolor de los enfermos, se podía observar a Florence hacer rondas con una pequeña lámpara, sin más nadie que la acompañara.
En 1857, comenzó sentir depresión y a quedarse durante mucho tiempo en cama, donde fallecería en 1910.