El Estornudo.
Se produce por la presencia de partículas que irritan la mucosa nasal.
Un estornudo es el resultado de un proceso semiautónomo que consiste en la expulsión violenta de aire de los pulmones a través de la nariz y la boca. Es un acto reflejo que se produce cuando a los filetes nerviosos de nuestra nariz llega algún estímulo que suele producir cosquilleo.
Habitualmente se desencadena por la presencia de partículas que irritan la mucosa nasal, aunque también por otros estímulos: exposición a una luz brillante, caída brusca de la temperatura, viento o aire muy frío, un estómago lleno o una infección viral.
En estos casos se produce la liberación de histamina, sustancia que irrita las células nerviosas nasales. Esta señal llega al cerebro vía la red del nervio trigémino: el cerebro, de forma refleja, inicia entonces una compleja secuencia de actividad muscular en la cara y el tórax que resulta en la expulsión violenta del aire.
Al estornudar, el aire y las partículas expulsadas pueden viajar a más de 50 km/hora y se producen más de 40.000 gotitas de entre 0,5 y 5 micras de tamaño, lo que crea un verdadero «aerosol» en un área de entre 1,5 y 2 metros.
El objetivo final del estornudo es expulsar el moco que atrapó las partículas extrañas o los irritantes y así limpiar la cavidad nasal. Su finalidad es proteger toda la vía aérea, justamente es el primer estímulo para rechazar la propagación de las infecciones, porque si ésta llega a través de las fosas nasales, entonces le genera la primera defensa para que no llegue hasta el pulmón. Así, sirve como defensa de este tipo de ‘invasión’, ya sea de cuerpos extraños, microscópicos o de verdaderas infecciones.
Los sensores que detectan las partículas extrañas activan también los cilios nasales, unos pelos microscópicos que se mueven continuamente creando un efecto de escalera mecánica que hace ascender las partículas atrapadas en el moco. El estornudo tiene también como objetivo acelerar durante un período breve de tiempo la velocidad de esta escalera mecánica y, de algún modo, producir una especie de «reset» de este sistema.
¿Estornudar «para adentro» hace mal?
Cuando una persona se tapa las fosas nasales y -aun peor- también la boca, la presión que ocurre en toda la actividad craneal por la fuerza de reflejo para hacer expulsar estas partículas será mucho mayor porque, al cerrar la salida a través de las fosas nasales, queda adentro toda esa presión y, por lo tanto, puede ser nocivo para -por ejemplo- las personas con hipertensión arterial, ya se podría producir la ruptura de algún vaso sanguíneo, con alguna hemorragia. En segundo término, no cumple la finalidad de expulsar los elementos que el reflejo está produciendo.
Fuente: Dr. Daniel López Rosetti (Gracias)