Día de la Música.
A fines del siglo segundo después de Cristo, cuando la religión católica aún no era aceptada en el Imperio Romano, una joven devota llamada Cecilia fue obligada por sus padres a casarse con otro joven de la misma sociedad patricia: Valeriano.
Al poco tiempo, luego de ser respectivamente instruido y bautizado por el Papa Urbano, el flamante esposo adoptó la religión de su mujer. Una vez converso, junto a su hermano Tiburcio, se encomendaron a la labor prohibida de sepultar cadáveres cristianos.
El hecho trajo consecuencias: los hermanos fueron arrestados y obligados a decir que solo adoraban a Júpiter. Esto nunca sucedió, y ante la negativa fueron torturados y condenados a muerte.
Luego le llegó el turno a Cecilia: fue arrestada y obligada a renunciar a la religión de Cristo. Sin embargo, al declarar que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera Fe, la joven fue trasladada hasta a un horno caliente para que la sofocación y los gases terminaran de ablandarla.
Pero esto tampoco sucedió. A pesar del martirio, Cecilia cantó alabanzas a Dios y fue condenada a muerte. El 22 de noviembre del año 230, el alcalde romano Almaquio ordenó que le cortaran la cabeza. Y así fue.
Pero los tiempos cambiaron. Como es sabido, la religión católica comenzó a ser tolerada tras el Edicto de Milán, firmado por Constantino I el Grande en 313, y luego declarado culto oficial en el 380, por pedido de Teodosio I y a través del Edicto de Tesalónica.
Finalmente, en 1594, el Papa Gregorio XIII nombró a Cecilia como patrona de todos los músicos y los homenajes no tardaron en aparecer.
En honor a Santa Cecilia, esta virgen que fue mártir de la iglesia cristiana primitiva que tocaba el órgano y cantaba, todos los 22 de noviembre se festeja el Día de la Música.
Actualmente, Santa Cecilia es conocida por ser la patrona de los músicos.