11 Años del Asesinato de Carlos Fuentealba.
Ese 4 de abril del 2007, el maestro Carlos Fuentealba fue asesinado por la espalda con un tiro en la cabeza cuando junto a los docentes realizaban una manifestación sobre la Ruta 22, a la altura de Arroyito, Neuquén, en reclamo de aumento salarial y mejoras para la educación pública, y sufrieron la represión policial.
La decisión había sido tomada dos días antes por la asamblea de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN). De esta forma, buscaban bloquear durante Semana Santa la principal vía de de comunicación hacia la región turística de Villa La Angostura, San Martín de los Andes y San Carlos de Bariloche.
Luego de más de un mes de movilizaciones, los docentes albergaban la esperanza de que el Estado aceptara una negociación que tuviera en cuenta los reclamos del gremio por un salario acorde a la canasta básica familiar, entre otras reivindicaciones.
Hacía 17 años que los salarios estaban congelados y el gobierno provincial no daba respuestas, aún después de los más de 70 pedidos de audiencia del gremio.
Ante la decisión del corte de ruta, las cámaras empresariales, en particular las de comercio y turismo, comenzaron a presionar a Jorge Sobisch, en ese entonces gobernador de Neuquén, para que frenara la medida de ATEN.
En ese entonces Sobisch buscaba pegar el salto a la escena nacional con su campaña para presidente, y una de sus banderas era su política de “mano dura”. Eso había quedado claro en 2003 cuando, en una protesta, movimientos de desocupados fueron reprimidos con balas de plomo y postas de goma a quemarropa.
A pesar que los docentes habían comenzado a retirarse hacia Senillosa – uno de los pueblos más cercanos – la policía continuó reprimiendo.
A lo largo de cinco kilómetros del lugar donde se había iniciado el corte, los agentes estacionaron sus vehículos y abrieron las puertas para disparar desde allí a los autos que no tenían donde refugiarse. José Darío Poblete, integrante del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP), se alejó por un momento de una de las filas y, amparado por sus compañeros, disparó una granada de gas lacrimógeno a menos de dos metros de distancia de un auto. El proyectil impactó en la cabeza de Carlos Fuentealba.
El docente fue trasladado al hospital local Castro Rendón donde, horas después, el médico confirmó la muerte cerebral.
Carlos Fuentealba tenía 41 años y era docente de Matemática, Física y Química. Trabajaba en el Centro Provincial de Educación Media N°69, en el barrio Cuenca XV, una de las zonas más vulnerables del noroeste de la provincia de Neuquén. Sus familiares y amigos lo recuerdan como un maestro por vocación, que siempre se esforzó por aplicar las herramientas pedagógicas más allá de las paredes del aula. Quería mostrar a sus alumnos que la educación era una forma de descubrir el mundo y el primer paso para ser concientes de la realidad y transformarla.