Día Nacional de las Personas Sordas.
Desde 1885, el 19 de setiembre se celebra el Día nacional de las Personas Sordas, para recordar y conmemorar que el Congreso Nacional Argentino sancionó una ley que ordenaba la creación de un instituto nacional para sordomudos, que se constituyó en la primer escuela para Sordos de nuestro país.
En este orden, la decisión política se orientó hacia una filosofía dogmática en la educación especial para sordos: el oralismo, que acarreó severas restricciones impuestas a los niños Sordos con sus lamentables marcas psíquicas.
En 1897 se crea en ese instituto una sección aparte para niñas sordas. Los sordos de distinto sexo se mantuvieron aislados y a escondidas, en los recreos, durante las noches, cuando ningún ojo represor los veía, se comunicaban por señas.
En 1901 se separan las escuelas por sexos y se crea el instituto Nacional de Niñas Sordomudas. En esos tiempos, las únicas escuelas para Sordos se localizaban en Buenos Aires razón por la que se organizaron como internados para los niños del interior del país.
Paradógicamente fue allí donde podían comunicarse entre sí, sin limitaciones constituyendo contextos sociales donde la identidad y la cultura sordas se desarrollaron pese a las prohibiciones derivadas de la aplicación del método oral puro.
Los Sordos son dueños de una lengua y una identidad propias, con quienes también compartimos intereses sociales. ¿Permitimos que los Sordos puedan lograr la comunicación, el acceso al conocimiento y a la información? Quizás algunos piensan que el oralismo, los audífonos, los implantes cocleares convierten a los Sordos en oyentes. Si esto fuera así, en los países más avanzados técnicamente del mundo no habría Sordos. Sin embargo el número asciende mundialmente a cifras millonarias, con innumerables asociaciones de Sordos y hasta una Federación Mundial de Sordos.
Por qué entonces hacer que el Sordo deba reírse aunque no entienda los chistes, deba callar cuando se pierde en las palabras habladas. Porqué forzarlo a imaginar el mensaje cuando entendió solo una palabra y tenga que armar intuitivamente una conversación completa. ¿Quizás estén ávidos de comunicarse? ¿Quizás sientan ganas de participar? ¿Quizás quieran ser considerados y respetados? ¿Quizás quieran ser entendidos?
Tal vez, las necesidades comunicativas de los Sordos encontrarán solución en la Educación bilingüe multicultural en Lengua de Señas Argentina – Lengua Española.
Un niño Sordo profundo puede adquirir naturalmente una lengua, -que se adapte a sus condiciones físicas-, y la estructurará cuando esa lengua esté a su alcance en su entorno. Para los Sordos, “VER”, tiene el mismo valor afectivo y de significación que para los oyentes “OIR”. Las manos, como la voz, pueden expresar ideas, sentimientos, emociones.
Pero el bilingüismo aparece también cuando voluntariamente una familia oyente con un hijo Sordo decide introducir la lengua de señas en su vida. Sin duda, esta lengua es la más eficaz y funcional para la comunicación del Sordo. La introducción temprana de la lengua de señas en la vida del niño Sordo puede ayudar a que este proceso siga un curso cronológicamente adecuado.
Pero la escuela, con un proyecto educativo bilingüe, puede tener un peso importante que ayude al niño Sordo a adquirir plenamente lo que será su primer lengua natural completa. De hecho, en la vida del Sordo, hay una convivencia de lenguas y de culturas.
Seguramente, el desarrollo de la lengua de señas será veloz y natural mientras que la lengua española tendrá un peso diferente para cada niño según sus posibilidades, pero que en cualquier caso se aprenderá sistemáticamente en forma más lenta que la primera, por ser una segunda lengua, a la que el Sordo no llega de manera natural.
Oyentes, elevará la autoestima que como toda persona, el Sordo necesita: el reflejo de una autoimagen positiva. Será entonces una invitación al encuentro entre lenguas y culturas, al encuentro entre Oyentes y Sordos.
Fuente: Agencia AIM