Día Mundial Sin Tabaco
Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, dice repetidamente la Organización Mundial de la Salud.
Y es que el tabaco en cualquiera de sus formas es letal y pone en peligro la salud pulmonar de todas las personas expuestas al él, fumen o no.
Unas 56,9 millones de personas mueren al año por todas las causas en el mundo y 8 millones de ellas fallecen por el tabaco. Mientras que un millón de muertes anuales se deben a la exposición al humo del tabaco, según la OMS.
Cómo reacciona el cuerpo al dejar de fumar
12 horas después. Desaparece la nicotina circulante en sangre y se normalizan los niveles de monóxido de carbono. Eso sí, se intensifican los síntomas del ‘mono’: mal humor, dolor de cabeza, náuseas…
3 días después. La tensión arterial y la frecuencia cardiaca se regularizan en las personas con alguna cadiopatía. El ‘mono’ sigue y es posible que no pueda concentrarse ni en las actividades más simples.
1 semana después. Se empiezan a notar mejorías como la desaparición de la tos y de los cuadros de asfixia en los esfuerzos agudos. La ansiedad no se ha ido, pero cada vez es menor.
8 semanas después. Los cilios que tapizan el árbol bronquial vuelven a impedir la entrada de gérmenes en el organismo. Disminuyen las infecciones respiratorias y la dependencia psíquica.
6 meses después. Los peores momentos ya han quedado atrás: la dependencia psíquica prácticamente no existe, y la circulación y la función respiratoria ya están en buen estado.
1 año después. El riesgo de padecer una enfermedad coronaria ya es un 50% inferior que en los fumadores. La mejoría respiratoria es más que evidente.
5 años después. El riesgo de padecer cánceres de boca, garganta, esófago y vejiga ha disminuído a la mitad.
10 años después. El riesgo de cáncer de pulmón es la mitad del que tenía cuando fumaba. También disminuye el de cáncer de páncreas y laringe. Su cuerpo le da una tregua.
15 años después. Se sentirá como si nunca hubiera fumado. El riesgo de padecer una enfermedad cardiaca será equivalente al que tienen los que nunca han encendido un pitillo.