Dirección General de Patrimonio en pos de recuperar dos bares notables

Con respecto a la situación actual de los bares notables porteños, Lombardi expresó que «es prácticamente imposible» sancionar una ley que los proteja como patrimonio cultural. «Nadie puede obligar a los dueños de los cafés o bares a que mantengan un negocio abierto a pérdida económica. Lo que se puede hacer es convencerlos de que pueden ser rentables y mostrarles que el Estado puede ayudarlos con programación artística o bibliotecas», afirmó.

Durante los últimos meses cerraron sus puertas dos bares notables que en medio de rumores por problemas con el negocio y venta a otras empresas gastronómicas reabrirían sus puertas. Se trata de los bares London City y 36 Billares, los dos íconos de la Avenida de Mayo.

«Tuvimos más de 30 reuniones con los nuevos dueños de los dos lugares y mostraron buena predisposición. La Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Cultura está detrás de una solución definitiva», dijo el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi a un matutino de la ciudad.

El funcionario explicó que se avanza en un plan para que los dos bares tengan nuevos espacios de atracción con la estética y personalidad de siempre. Por ejemplo, en los 36 Billares se colocaría un escenario para bailar tango o para que actúen diferentes orquestas típicas.

London City, ubicado en Avenida de Mayo y Perú, había cerrado en agosto del año pasado para remodelaciones y el proyecto era convertirlo en un restaurante. El clásico café del microcentro porteño, donde el escritor Julio Cortázar escribió su novela Los Premios en la década del sesenta, según versiones había sido comprado por la cadena de restaurantes Pertutti.

El mítico café 36 Billares, bajó las persianas a principios de año para una reforma impulsada por sus nuevos dueños, la cadena de pizzerías La Continental. Sin fecha precisa de reapertura, “será cuando terminen las obras”, según dicen en el lugar, el bar cederá toda su planta principal para una lavada de cara. Mientras la barra esté cerrada solo mantienen abierto el subsuelo, donde aún hoy funcionan las mesas que le dan el nombre, y que es un espacio concesionado.  Abierto desde 1894 su estratégica ubicación sobre la Avenida de Mayo, le permitió ser testigo presencial de la transformación de Buenos Aires de aldea a gran ciudad y de todos los acontecimientos históricos que sucedieron y marcaron al país.

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