Día Mundial del Suelo y la Tierra Fértil.
De la preservación de los suelos depende no solamente la agricultura masiva que se ha desarrollado gracias a la tecnología sino la agricultura familiar principalmente, que constituye el 80 por ciento de la producción agrícola en el planeta.
Ante esta realidad, la ONU y su organismo vincula al tema en particular –la FAO- desarrollan planes para prestar más asistencia y acceso a financiamiento, con posibilidades técnicas, para que los productores familiares, optimicen su relación con el suelo al tiempo de preservarlo como un bien de vital importancia en el presente y el futuro.
La fecha permite recordar además a quienes viven alejados de la tierra de labranza, que es necesario comprender el tratamiento que se da a los suelos, desde la óptica de las tecnologías en desarrollo, porque de ello depende la calidad de los alimentos que consumimos. Mejorar el suelo contribuye a mejorar la calidad de vida también en las ciudades que no escapan a la dinámica de los ecosistemas.
Definido como un recurso no renovable, el suelo, en tanto sistema constituido por materia mineral meteorizada y materia orgánica transformada, todo inmerso en una fracción fluída de agua y gases, exige un tiempo por fuera de la escala temporal humana para formarse. Ello implica que la alteración físico-química de los suelos suponga pérdidas irreparables y definitivas del recurso.
La ONU recuerda en la fecha que es imprescindible la protección del suelo, frente a los procesos erosivos naturales y a los causados por las malas prácticas humanas, directamente vinculados ambos con la desertificación, y remarca que la presión destructiva a la que se lo somete, cada vez mayor y de distintos tipos, está disminuyendo tanto la fertilidad como favoreciendo su desaparición total.