Insolación.

Publicado: 11 dic 2020
Comentarios: 0

Dolor de cabeza, malestar general, mareo… Si empezas a sentirte así en verano, durante una jornada en la playa o en la pileta o al despertar, es posible que estés padeciendo una insolación.

Esta es una afección muy común en verano, y nos puede arruinar un buen día de ocio junto a nuestra familia o amigos. En este artículo te contamos qué hacer si te sucede en este periodo estival.

 

Tenemos que diferenciarla de lo que se llama comúnmente “un golpe de calor”, que es más grave. En estos casos, el cuerpo no es capaz de controlar la temperatura y podemos llegar a perder la conciencia, por lo que una medida inmediata es acudir a urgencias.

Los efectos de una insolación son diferentes:

  • Sensación de mareos.
  • Piel enrojecida y cálida como si tuvieras fiebre.
  • Dolor de cabeza.
  • Cansancio físico, fatiga, mareos.
  • Venas de las piernas muy marcadas, en especial si tenemos mala circulación.
  • Sudor
  • Calambres.
  • Naúseas y vómitos.
  • Sed intensa.

Una insolación se produce cuando el cuerpo pierde agua y sales minerales esenciales como el sodio y el potasio.

Suele ser a consecuencia de un exceso de calor, de falta de hidratación y, en algunos casos, se ocasion por medicamentos como diuréticos.

La duración de los síntomas depende de su gravedad. En general el paciente suele recuperarse entre 24 y 48 horas, aunque en casos más graves pueden tardar más. Si la persona permanece demasiado tiempo a una temperatura alta puede haber secuelas.

 

  • Lo primero que debemos hacer si nos encontramos a alguien que está sufriendo una insolación es trasladarla a un lugar con sombra y fresco, es decir, retirarle lo más rápidamente del calor.
  • Colócale en posición semisentada en un lugar cómodo y con la cabeza ligeramente elevada para favorecer la respiración y así la entrada del aire.
  • En caso de encontrarse en estado de inconsciencia, la posición mejor es tumbada con las piernas flexionadas mientras llamamos y esperamos a los servicios de urgencias.
  • Tratar de reducir la temperatura corporal de la persona afectada: desabrocharle o quitarle ropa, echarle aire fresco, mojarla con paños húmedos en algunas zonas como frente y muñecas.
  • Si la persona se encuentra consciente, puede beber pequeños sorbos de agua fresca de manera regular. Impedir siempre que beba tragos largos porque puede aumentar su malestar.
  • Una vez terminemos de aplicar estos pasos, es recomendable llevar a la persona afectada a un centro de salud para que le hagan una exploración exhaustiva de su estado de salud.
  • Si los síntomas son graves o hay pérdida de conciencia, siempre es preferible llamar a los servicios de urgencias.

 

Como dice el refrán, y nosotros apoyamos, “siempre es mejor prevenir que curar”.

Por ello te damos algunos consejos:

  • No salir a pasear ni hacer deporte en horas de máximo calor.
  • No ingerir bebidas azucaradas o alcohólicas para hidratarse.
  • Especialmente en caso de niños y ancianos no dejarles en el coche durante mucho tiempo en horas de máximo calor.
  • Vestir con ropa holgada, ligera y de colores claros.
  • Hidratarse con agua de manera frecuente.
  • Consumir productos con alto contenido en agua como melón, sandía y gazpacho, típicos de nuestra dieta mediterránea.
  • Aplicar siempre fotoprotector, especialmente si vamos a estar expuestos a la luz solar.
  • Hidratar nuestra piel tras la exposición solar prolongada.
  • No tomar el sol en momentos álgidos de calor.
  • Bañarse y mojarse de forma frecuente.
  • Permanecer en lugares frescos en momentos de mucho calor.

Por ello tenemos que estar muy pendientes de niños y ancianos siguiendo pautas básicas:

  • Ofreciéndoles agua de forma frecuente.
  • Protegiéndoles con cremas y gorras.
  • Evitando dejarles en el coche durante mucho tiempo, puesto que los coches son especialmente peligrosos ya que atrapan el calor y la temperatura sube de forma rápida
  • Evitar que se expongan al sol en horas punta de calor o que realicen actividades físicas.
  • Cuidar de su alimentación
  • Prestar atención a su estado de ánimo, puesto que esto nos puede percatar de que está sufriendo de una insolación.

Si nuestro hijo sufre de una insolación, debemos seguir los mismos pasos que con los adultos. Y, sobre todo, se recomienda mojarles con paños o darles un baño con agua fresca en el caso de los bebés.

Muy importante es no darles agua si no están lúcidos ya que podrían atragantarse.