25 Años Sin Osvaldo Soriano.
Osvaldo Soriano (Mar del Plata 1943-Buenos Aires 1997), autor de las novelas «Triste, solitario y final» (1973), «No habrá más penas ni olvido» (1978) y «Cuarteles de invierno» (1980), dejó su huella en la literatura argentina con una obra en la que buscó construir la voz de «perdedores solitarios» para indagar en «una visión irónica de lo que deja la realidad» y a 25 años de su muerte, sigue siendo uno de los escritores más leídos de la Argentina.
Soriano murió el 29 de enero de 1997 a los 54 años, víctima de un cáncer de pulmón, dejando una extensa obra literaria y un corpus periodístico en el que se destacan sus crónicas sobre la pelea del 30 de octubre de 1974 en la que Muhammad Alí enfrentó y le ganó una pelea a un George Foreman de 25 años con 40 peleas invicto y amplio favorito, por nocaut al final del octavo round.
«El gordo», como lo llamaban sus amigos, había vivido en Tandil pero su infancia había estado atravesada por los viajes de su padre José Vicente Soriano, inspector de Obras Sanitarias, por distintos pueblos de la provincia de Buenos Aires hasta que en 1953, cuando tenía 10 años, ese itinerario se detuvo en la ciudad de Cipolletti, en la provincia de Río Negro.
En 1969 durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, a la ciudad de Buenos Aires con 26 años.
El hijo de ese trabajador de Obras Sanitarias y de la tandilense Eugenia Goñi dejó el secundario en tercer año y comenzó a trabajar como embalador de manzanas, mientras jugaba al fútbol y soñaba con dedicarse profesionalmente a ese deporte.
Su vínculo con el periodismo comenzó cuando publicaba columnas en el diario El Eco de Tandil.
Se consolidó cuando se convirtió en redactor de la revista Primera Plana.
Después llegaron sus escritos en Confirmado y en los diarios Noticias, El Cronista y La Opinión.
Además ejerció como corresponsal de Il Manifiesto italiano y fue uno de los fundadores del diario Página/12, donde trabajó como asesor de directorio y firmó como columnista de contratapas.
Soriano decía que los libros que habían llegado a sus manos eran «libros técnicos» sobre «electrónica, arquitectura», que eran los que estaban en la biblioteca de su padre, y recordaba «haber pedido por correo un libro de (Ricardo Lorenzo) Borocotó sobre un chico que jugaba al fútbol».
Su primera novela «Triste, solitario y final» se publicó en 1973, cuando tenía 30 años, y fue traducida a doce idiomas. En esas páginas Stan Laurel, el actor que protagonizó junto a Oliver Hardy la legendaria serie «El Gordo y el Flaco», cree que llegó el final de su carrera como cómico y entonces recurre a Philip Marlowe, el detective creado por el escritor norteamericano Raymond Chandler para entender las causas.
En 1976, tres años después de la publicación de su primera novela y con el comienzo de la dictadura cívico militar en Argentina, el escritor y periodista debe exiliarse y se instala primero en Bruselas y luego en París.
Al exilio se llevó el borrador de la novela «No habrá más penas ni olvido», que se publicó en 1978.
En esos años también publicó «Cuarteles de invierno» y el libro que reúne 16 crónicas y relatos personales, publicadas entre 1971 y 1975, «Artistas, locos y criminales».
En Bruselas conoció a Catherine Brucher, una enfermera que vivía en la ciudad de Estrasburgo, con quien compartió su exilio en París, más tarde se casó, regresó a la Argentina con la vuelta de la democracia y tuvo a su hijo llamado Manuel.
Con la vuela de la democracia, sus novelas fueron llevadas al cine: «No habrá más penas ni olvido» (1983), y «Una sombra ya pronto serás» (1994), dirigidas por Héctor Olivera, y «Cuarteles de invierno» (1984), dirigida por Lautaro Murúa. Los personajes ideados por Soriano fueron interpretados por actores reconocidos como Miguel Ángel Solá, Federico Luppi, Ulises Dumont y Rodolfo Ranni.
Soriano regresó definitivamente al país en 1984 y se instaló en Buenos Aires donde escribió y firmó desde mayo de 1987 hasta el 27 de julio de 1996 contratapas del diario Página 12, entre las que estaba la sección «Llamada Internacional», en la que trazaba su mirada sobre la política nacional con una conversación telefónica de un corresponsal que escribía por encargo sobre el menemismo.
El escritor nunca dejó de escribir ficción, publicó en vida siete novelas y cuatro libros de recopilación de sus artículos; el último, «Piratas, fantasmas y dinosaurios», llegó a las librerías en noviembre del 96, dos meses antes de su muerte. Su última novela fue «La hora sin sombra» (1995), dedicada a su padre.
En 1984 publicó «A sus plantas rendido un león», situada en el comienzo de la guerra de Malvinas y en Bongwutsi, un país del África en el que un cónsul argentino libra su propia batalla contra Inglaterra; y cinco años más tarde «Una sombra ya pronto serás», una historia de personajes trágicos acorralados por la pobreza. En el prólogo de la novela que se publicó en 1990, Guillermo Saccomanno decía que «leerla es como consultar al médico que nos diagnosticó una enfermedad incurable».
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En 1993 llega «Cuentos de los años felices», una selección de historias cortas que Soriano había publicado en Página 12 y fueron reeditados en 2013 por Seix Barral, como parte de la Biblioteca Soriano, un espacio que el sello le dedica a la totalidad de la obra de uno de los autores más leídos en el país, y traducido a 18 idiomas.
El nombre de Soriano, amante de los gatos, cinéfilo y apasionado por el boxeo y el fútbol, es no solo el de uno de los autores más leídos de la Argentina sino también el de la sala de prensa del club del que era fanático, San Lorenzo de Almagro; el de una biblioteca inaugurada por un grupo de hinchas del «Ciclón» en una casa ubicada enfrente de donde estaba el viejo Gasómetro y el Premio Municipal de Literatura de Mar del Plata, la ciudad en la que había nacido.