Ni Una Menos.
El 3 de junio de 2015 marcó un hito en las luchas colectivas contra las violencias por motivos de género hacia las mujeres y disidencias.
Ese día miles de personas en todo el país tomaron las calles para manifestar su hartazgo ante los femicidios que de forma alarmante y cotidiana reflejaban los medios de comunicación.
El femicidio de la adolescente Chiara Pérez, de 14 años de edad, embarazada y asesinada por su novio, Manuel Mansilla de 16 años, en la localidad de Rufino, provincia de Santa Fe fue el puntapié para esta inmensa movilización.
A 7 años de la primera movilización, encontramos algunos avances y muchos desafíos.
La creación a nivel nacional del Ministerio de Mujeres, géneros y diversidad fue un avance en la generación e implementación de políticas públicas federales y el intento por hacer de la perspectiva de género un eje transversal en los diferentes ámbitos de gobierno.
Una enorme y urgente deuda se evidencia a nivel del Poder Judicial, espacio estratégico, ante el que se reclama una reforma judicial feminista, que remueva las estructuras patriarcales de esta institución.
La escasa implementación de la ESI (Programa Nacional de Educación Sexual Integral), relegada aún más por la situación de pandemia, es un aspecto que requiere ser revertido, teniendo en cuenta que se trata de una política pública que puede aportar efectivamente a la prevención de violencias por motivos de género.
El grito de #NIUNAMENOS traspasó las fronteras de Argentina hacia toda Nuestra América y mantendrá su vigencia hasta que realmente las mujeres y disidencias podamos vivir una vida libre de violencias en todos los ámbitos.
Esta y las sucesivas movilizaciones permitieron instalar con fuerza la agenda de género y visualizar más los reclamos históricos del feminismo.
Muchas de esas demandas se han traducido en políticas reales. Se desnaturalizó la violencia, bajó exponencialmente el umbral de tolerancia tanto en los discursos mediáticos como en la vida cotidiana, en los lugares de trabajo y de estudio -donde los protocolos para actuar institucionalmente generaron debates y organización-, en la cultura, en la política y la economía
En 2015, los femicidios ni siquiera se llamaban por su nombre, no había registros oficiales. Hoy los tenemos y realmente son alarmantes.
Desde el observatorio “Ahora Que Sí Nos Ven” damos a conocer las cifras de femicidios en Argentina entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2022, elaboradas a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país llevado adelante por nuestro observatorio de violencias de género.
Algunos datos destacados:
• 1 femicidio cada 28 horas en lo que va de 2022
• 75 intentos de femicidio en lo que va de 2022
• 4 Transfemicidios/travesticidios
• El 60% de los femicidios fue cometido por las parejas y ex parejas de las víctimas
• El 62% de los femicidios ocurrió en la vivienda de la víctima
• 4 femicidas policías y 1 militar
• 28 femicidas se dieron a la fuga y 15 se suicidaron
• 16 víctimas habían realizado al menos una denuncia y 7 tenían medidas de protección
• Al menos 93 niñxs perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista en lo que va de 2022
Desde el Observatorio «Ahora que sí nos ven» registran 104 femicidios del 1 de enero al 30 de abril de 2022:
De los 104 femicidios cometidos en 2022 el 59% de éstos fue a manos de parejas y ex parejas de las víctimas.
El 61% de los femicidios registrados en 2022 ocurrieron en la vivienda de las víctimas, la cual en el 10,6% compartían con el agresor, convivencia que expone más a las mujeres en situación de violencia.
La Justicia tiene una gran deuda con las mujeres y LGBTIQ+ en Argentina. De los 104 femicidios cometidos este año, sólo 16 (15%) mujeres habían realizado al menos una denuncia y 7 (6%) tenían una medida de protección judicial, sin embargo las asesinaron.
Esto expresa la negligencia e impericia tanto del Poder Judicial por no tomar medidas eficaces para proteger a las víctimas, como de las fuerzas de seguridad que miran para un costado cuando tienen que controlar a los agresores. Cabe resaltar que si sólo el 15% de las víctimas habían realizado al menos una denuncia es debido a la histórica y constante revictimización y maltrato que recibimos mujeres y disidencias cuando nos acercamos a pedir ayuda. Esto va en línea con que únicamente a la mitad de quienes denuncian violencia machista les hayan otorgado una medida de protección, lo que confirma la poca o nula perspectiva de género y diversidad en lxs actores judiciales, que se ocupan más en culpar a la víctima que en proteger a esa persona.
Por esto es que es urgente una reforma judicial transfeminista, con capacitaciones reales en género, diversidad, interseccional y derechos humanos, concursos donde sea requisito la adopción de dicha perspectiva, el acceso de mujeres y LGBTIQ+ a puestos jerárquicos en la Justicia, y una escucha real, amorosa y atenta con las víctimas. A su vez, las ya mencionadas fuerzas de seguridad y armadas en todos sus niveles jerárquicos también deben respetar las capacitaciones establecidas en la Ley Micaela. De los 104 femicidios ocurridos en el 2022 registramos 4 femicidios cometidos por agentes de la Policía y 1 llevado a cabo por un gendarme. Entendemos que el hecho de que el agresor forme parte de una fuerza de seguridad o armada implica un factor de riesgo dado el fácil acceso de los agresores a las armas de fuego, forma utilizada en el 23,1% de los casos este año. Además, de los lazos y complicidades que puede tener el agresor en una institución de tanto peso y poder patriarcal. Necesitamos el compromiso de estas instituciones para que ante un caso de violencia machista se le retire el arma reglamentaria, así como derivar al agresor a una tarea que no implique el contacto con el público, ya que no sólo puede resultar intimidatorio para la víctima, sino que no podemos permitir que atiendan a alguien que se acerque a denunciar por violencia machista. Tener fuerzas respetuosas de los derechos humanos es una deuda de la democracia.
Desde el año 2021 en el Observatorio Ahora que se han propuesto sumar al registro los casos de transfemicidios y transfemicidios: en lo que va de 2022 registramos al menos 4 trasnfemicidios y travesticidios. Es necesario aclarar que esta cifra está subrrepresentada porque nuestra fuente, los medios de comunicación, no visibiliza estos casos.
Vivimos en un país en el que son asesinadas personas por su identidad o expresión de género y sin embargo los medios no creen que estos casos sean noticia. Para que terminemos con la violencia machista debemos repudiar no sólo los femicidios, los transfemicidios también, también en el plano cultural y mediático. Volvemos a gritar que las vidas trans también importan, así como seguimos buscando a Tehuel De La Torre, desaparecido desde el 11 de marzo de 2021 cuando fue a una entrevista de trabajo en Alejandro Korn, Buenos Aires.
Construir un mundo sin desigualdades de género es condición necesaria para terminar con las violencias machistas, así como hacer respetar las leyes vigentes (como el Cupo Laboral Travesti-Trans, Ley Micaela, ESI), defender nuestros derechos conquistados y cuestionar nuestras prácticas patriarcales. Todas, todes y todos formamos parte y somos responsables de la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias.