Día Mundial Contra la Incineración
El 18 de junio celebramos el Día Mundial contra la Incineración, para generar una alerta a nivel mundial acerca de los efectos nocivos y contaminantes de esta práctica industrial sobre el medio ambiente y la salud de los seres humanos.
Con ello se pretende generar conciencia a la población en general, gobiernos, empresas e industrias acerca de esta práctica nociva, referida a la combustión o incineración a altas temperaturas de residuos sólidos, industriales y hospitalarios.
En tal sentido, es de vital importancia la firma del Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs) por parte de la toda comunidad internacional, el cual tiene como finalidad principal eliminar la descarga de sustancias tóxicas persistentes, que afectan irremediablemente al medio ambiente y la calidad de vida de las personas.
En el año 2001, por iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se firmó el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs).
Es un instrumento jurídico que entró en vigor a partir del 17 de mayo de 2004, con el objetivo de proteger el medio ambiente y la salud humana mediante la reducción o eliminación de contaminantes orgánicos persistentes, clasificados en productos químicos, hexaclorobenceno y bifenos policlorados.
La emisión y liberación de estas sustancias derivadas de la actividad industrial son altamente tóxicas, bioacumulables y resistentes a la degradación.
En tal sentido, es imperante la aplicación de medidas globales urgentes para su adecuada eliminación.
De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el uso de incineradores y hornos crematorios emiten el 69% de las dioxinas a nivel mundial (dióxido y monóxido de carbono), así como furanos y metales pesados, los cuales son altamente perjudiciales para la salud.
Pueden generar cáncer, malformaciones congénitas y daños al sistema inmunológico, entre otras consecuencias.
La Revista Environmental Science and Technology publicó un estudio evaluativo acerca de los efectos de la incineración de basura, residuos y desechos ocasionados por la emisión de sustancias y metales como dióxido y monóxido de carbono, mercurio y otras partículas que se dispersan y bioacumulan en el aire, agua y suelo.
Se estima que el 29% de la materia denominada PM 2.5 ocasiona daños en los pulmones, generando enfermedades respiratorias.