Día del/la Maestro/a
Figura insoslayable del ámbito escolar y académico, también orientador y guía del ejercicio creativo y el desarrollo de conocimientos, los maestros son una parte más que importante de las instituciones educativas.
Es por eso que cada 11 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Maestro, en conmemoración al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, allá por 1888.
Nació en San Juan el 15 de febrero de 1811. Hijo de José Clemente Quiroga Sarmiento, arriero de mulas y peón ocasional, fervoroso soldado de la Independencia, y de Paula Albarracín, mujer fuerte y trabajadora que, en ausencia del padre, se imponía en el hogar.
Entre 1815 y 1821, Domingo cursó estudios en la Escuela de la Patria de su ciudad natal. En 1823, luego de tratar vanamente de ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires, trabajó como asistente del ingeniero Víctor Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan. Su tío, el presbítero José de Oro tuvo a cargo los estudios de Domingo y fue desterrado en 1825 por oponerse a las reformas eclesiásticas. Se trasladaron juntos a San Luis, donde Sarmiento fundó su primera escuelita, siendo maestro y discípulo al mismo tiempo.
En 1848 se casó con Benita Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adoptó a su hijo Domingo Fidel (Dominguito), quien moriría en el frente de batalla en 1866 a los 21 años durante la Guerra de la Triple Alianza.
Sarmiento tuvo a lo largo de su vida una activa participación política. Luego de rechazar dos cargos como diputado en Buenos Aires, inició su carrera política como concejal en esa ciudad en 1855. Nombrado Jefe del Departamento de Escuelas, habilitó nuevos edificios de enseñanza y redactó la importante publicación pedagógica Anales de la Educación Común. En 1857, como senador, propició el voto secreto y medidas de salubridad y circulación comercial.
Como ministro plenipotenciario en Estados Unidos, durante el gobierno de Mitre, se vinculó con políticos, educadores, filántropos; fue invitado a dar conferencias en Nueva York y nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Michigan.
En 1868 triunfó su candidatura a la presidencia con la fórmula Sarmiento–Alsina. Su gobierno encaró múltiples conflictos: guerra con Paraguay (terminada en 1870), epidemias de cólera y fiebre amarilla y levantamientos militares, entre otros.
Sarmiento fue el gran propagandista de la necesidad de una ley educativa argentina. Muchas de sus ideas se recopilaron en su texto De la educación popular (1849). Sin embargo, durante su mandato, no llegó a sancionar ninguna. Hubo que esperar hasta el gobierno de Roca, cuando se aprobó la Ley N.° 1420 de educación universal, obligatoria, gratuita y laica.
En su mandato, creó la Ley de Subvenciones, que promovía la inversión de fondos para la creación de nuevas escuelas, de nuevos cargos educativos, de materiales y libros.
Durante su presidencia, se fundaron 800 escuelas, de las cuales más del 70 por ciento eran públicas. De esta manera, el alumnado aumentó de 30.000 a 110.000. Asimismo, introdujo docentes de Estados Unidos para los profesorados de primaria.
Uno de sus últimos logros fue la fundación de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y la Biblioteca Nacional de Maestros.
Más tarde fue Senador de la Nación hasta 1875 y Director General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires en 1881, ocupándose de la inmigración y la enseñanza laica. Defendió la educación de la mujer a la par del hombre, y mantuvo amistad con Juana Manso, a quien consideró la única persona en América Latina que había interpretado su plan de educación.
Domingo Faustino Sarmiento falleció en Paraguay el 11 de septiembre de 1888 a los 77 años de edad. Sus restos regresaron a Buenos Aires y fueron sepultados en el Cementerio de la Recoleta.