La frecuencia del melanoma, uno de los tipos de cáncer de piel más peligrosos, «está en aumento en Latinoamérica», señalaron especialistas que destacaron la importancia de la detección temprana a partir de chequeos médicos regulares, lo que brinda un «pronóstico favorable a los tratamientos» y disminuye tanto la morbilidad como la mortalidad de esta enfermedad.
Día Mundial Contra el Melanoma.
Según el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), este tipo de cáncer no está dentro de los 10 más frecuentes, sin embargo, se proyecta que el aumento en la incidencia de este tumor lo va a posicionar dentro de los cinco más frecuentes en las próximas décadas.
En el contexto del Día Mundial contra el Melanoma, que se conmemora este martes 23 de mayo, diversos especialistas se refirieron a la concientización para saber ante qué lesiones de la piel -el órgano más grande del cuerpo- hay que tener en cuenta para realizar una consulta rápida ante una posible manifestación de este tipo de tumores.
El melanoma ocupa el décimo noveno lugar en términos de incidencia, en relación a todos los tipos de cáncer, con una frecuencia estimada de 1.731 casos anuales, que corresponden a una tasa de incidencia ajustada por edad de 2,9 cada 100.000 habitantes para el año 2020, dato que excluyen de la estimación los casos de cáncer de piel que no son melanoma, informó el Instituto Nacional del Cáncer, con datos de 2023 de Globocan.
A su vez, este tipo de cáncer ocupa el décimo noveno lugar en términos de mortalidad, con un total estimado para el año 2020 de 595 casos de óbitos por este tipo de tumor.
Por medio de las células llamadas melanocitos -que son las que producen el pigmento (melanina) de la piel normal- se originan los melanomas y aparecen como una lesión nueva («novo») o sobre un lunar preexistente, y aunque no es lo más frecuente, pueden afectar también las mucosas y los ojos, indicaron desde el Instituto Privado de Oncología Alexander Fleming.
Si bien este tipo de patologías son curables, en el caso de que no se les de una atención adecuada, tienen altas probabilidades de expandirse a otras partes del cuerpo.
El principal factor de riesgo para el melanoma es la radiación ultravioleta, tanto la emitida por el sol como por fuentes artificiales como las camas solares.
«La exposición solar intermitente (como la que se da habitualmente en vacaciones de verano) es la que mayor riesgo representa. Además, hay que tener en cuenta que la exposición durante etapas más tempranas de la vida es más peligrosa que en la adultez», advierten los médicos.
Otros factores de riesgo incluyen el pelo rubio o pelirrojo, ojos verdes o azules, pecas, dificultad para broncearse, historia familiar de melanoma, presentar numerosos lunares y antecedente de lunares displásicos.
Por este motivo, los expertos insistieron en la prevención primaria -acciones que se realizan para evitar que aparezca el melanoma- con consejos de fotoprotección, entre ellos evitar la exposición solar entre las 10 y 16 horas en los meses de primavera verano, y el uso de protector solar de amplio espectro (factor 30 o más), durante todo el año, incluso en los días nublados.