Lo que se vio frente al Congreso fue el color de la resistencia. Algunos gremios como ATE y CTA colgaron sus banderas en las rejas que cercan la plazoleta y los monumentos, y después de las 18 un grupo de artistas dio inicio a la intervención artística con el primer número de la tarde: un baile al ritmo de los aplausos, movimientos elásticos que expresaban el valor de la libertad, sonrisas y también puños apretados en señal de lucha.
El siguiente número consistió en una performance: de un lado, un Milei caricaturesco (quizás no tanto como la versión original), con peluquín, junto a sus funcionarios subidos a la Ley Ómnibus (un colectivo hecho con cartones pintados que arrasaba con todo a su paso); del otro, la masa del pueblo gritando las consignas que por estos días suenan en los cacerolazos: “La patria no se vende”, “Milei, basura, vos sos la dictadura” o “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta…”.
También hubo máscaras y varias pancartas que expresaban reclamos y diagnósticos muy diversos: «La cultura está en peligro», «La patria no se vende», «El arte libera y resiste», «NO a la Ley Ómnibus», «Cultura por Necesidad y Urgencia», «El Congreso no se cierra», «Son 30.400», «Defendamos la salud pública», «¿Nunca más? Si hay terricidio, hay genocidio», «Haciendo malabares para llegar a fin de mes», entre otros.
«Estamos dispuestos a defender con uñas y dientes aquello que hemos ganado y construido con mucho esfuerzo y sacrificio”, señalan y adelantan que estarán todos los jueves de 18 a 20 con distintas actividades artísticas.