Villa Crespo ya se ha consolidado como un barrio clave en las nuevas tendencias en gastronomía y arte
El mapa de arte porteño viene expandiéndose con fuerza y gran parte de este crecimiento se da gracias a los jóvenes bohemios que se instalan en los barrios más accesibles, tal como ocurrió en ciudades como Nueva York o Paris. En el caso de la latitud sur, Villa Crespo, el barrio porteño ubicado en el centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires, se convirtió en refugio de artistas.
En las últimas semanas, se realizó la apertura de las galerías de arte de Nora Fisch y Gachi Prieto, muy cerca de la de Ruth Benzacar y La Ira de Dios, coincidió con el estreno de Barro, en La Boca, donde próximamente desembarcará el proyecto Prisma de Alberto Sendrós. Dos polos de un circuito que asombra a los visitantes extranjeros por estar siempre vivo, con límites en continua transformación.
El emprendimiento de Ruth Benzacar que abrirá sus puertas oficialmente en marzo con una exposición de Liliana Porter, es una contundente intervención de cemento y ladrillo en el interior de un viejo depósito industrial. Se trata de un galpón de 650 metros cuadrados, de amplísimos techos, transformado en un tradicional cubo blanco, en la calle Juan Ramírez de Velasco 1287 constituye la nueva sede, luego de ocupar durante 30 años el mítico subsuelo de Florida al 1000.
Villa Crespo concentra decenas de talleres, galerías y espacios híbridos como Ágatha, proyecto dirigido por Vicente Grondona y Fernanda Laguna, una de las fundadoras de la mítica Belleza y Felicidad. Aquí se instalaron hace tres años Natalia Sly y LarisaZmud con su pequeña galería SlyZmud, que en los próximos días participará en Art Basel, la meca del mercado mundial. Luego siguieron otras con mayor trayectoria.