¿Hay Censura en los Centros Culturales de la Nación?
Se difundió a partir de fuentes independientes, que en los centros culturales que dependen de la nación existiría una lista negra de temas de los que no se puede hablar.
Para continuar con la serie de abiertas contradicciones entre lo que dice y lo que hace, el gobierno libertario vuelve a la censura como hubo en el actualmente reivindicado por este gobierno, Proceso de Reorganización Nacional, mejor conocido como Dictadura Cívico-Militar.
El director de cine independiente y docente Goyo Anchou, impactó con sus dichos en las redes sociales, al denunciar la existencia de temas prohibidos en los centros culturales que dependen de Nación.
«Contenidos prohibidos en los centros culturales nacionales. 1. LGTB. 2. Feminismos. 3. Críticas a la dictadura. 4. Defensas del gobierno previo. 5. Que incluyan a Lali Espósito (por ejemplo, [la película] Puan)».
Este breve pero muy explícito código de censura que le fue «recitado» a Anchou, premiado director de temas LGBT en festivales internacionales, por los programadores de «una de las casas de cultura oficiales que tiene el gobierno nacional en Buenos Aires», cuando fue a exponer la idea de armar un ciclo de películas nacionales.
Se disculparon diciendo «Es la primera vez que nos sucede. Trabajamos acá desde siempre y nunca nos habían supervisado la programación de esta manera». La Secretaría de Cultura no dio explicaciones al respecto.
Por lo que pudo ir reconstruyendo, se trataría de un lineamiento general -no formal, claro- que abarca a centros culturales que dependen directamente del Ejecutivo. «Si no podemos hacer nada para que no siga pasando por lo menos hay que decirlo para saber dónde estamos parados»
Fuentes consultadas al respecto en el ex CCK, al que que el gobierno libertario rebautizó Palacio Libertad, confirmaron la existencia de esas prohibiciones, que fueron dadas en enero de este año cuando se empezó a programar las actividades con las que se reabriría el famoso centro cultural. Tanto las fuentes del CCK, como los interlocutores de Anchou, pidieron que sus nombres no fueran difundidos para no poner en peligro sus trabajos.