Incendio Intencional en Iron Mountain.
Los incendios en depósitos de Iron Mountain describen una historia que quema cualquier manto de piedad.
Cinco de los siete ocurridos en los últimos 28 años fueron intencionales.
La frecuencia, características y relación de algunos hechos obligan a salir de la lógica de la casualidad y empezar a hablar de una sospechosa sincronicidades.
La empresa de capitales estadounidenses fue creada en 1951 por el dueño de una mina de hierro que se dio cuenta de que allí podía guardar material y documentos valiosos, para protegerlo frente a posibles ataques producto de la Guerra Fría que habían inaugurado Estados Unidos y la Unión Soviética.
Fue entonces que le alquiló la custodia a bancos y empresas locales, pero la idea se expandió de tal modo que la firma tiene presencia en los cinco continentes y resguarda información de 156 mil empresas, la mayoría transnacionales y fortunas de las más grandes.
Iron Mountain tiene 74 años de vida y 26 de siniestros. El promedio indica que ocurrió uno cada tres años y medio, pero los períodos fueron más largos. Como sea, desde 1997 es la empresa más segura que se incendia con frecuencia. O que frecuentemente se incendia con seguridad.
El de 2014 en el depósito de Barracas ocurrió en las postrimerías de un contexto de presión devaluatoria ejercida por los gigantes financieros a través de corridas bancarias y maniobras especulativas que la Unidad de Información Financiera (UIF) había empezado a investigar.
Solo una semana antes de que el almacén quedara devastado, el gobierno de Cristina Kirchner había terminado de convalidar una devaluación del 23 por ciento, producto de una corrida imparable encabezada por bancos, grandes empresas nacionales y otras trasnacionales.
La maniobra había dejado huellas por todos lados y la UIF tomó nota de cada una de ellas. Entonces comenzó a requerirle información a 29 empresas presuntamente involucradas. Estas adujeron que buena parte de la documentación estaba guardada en el depósito de Barracas y que ellas no tenían copias ni back up.
Acceder a esos papeles daría al organismo la posibilidad de comprobar maniobras de lavado de dinero, fuga de capitales, evasión de impuestos, especulación. Con ese mar de fondo, el 5 de febrero de 2014 comenzó a arder el depósito de Barracas ubicado en Azara 1225.
Lo que los peritos determinaron fue que el incendio habría sido causal. En la zona donde comenzó el fuego se hallaron dispositivos conectados al sistema de encendido de luz, que generaron calor en los papeles cercanos.
También detectaron restos de sustancias combustibles, falta de agua en los tanques previstos para contingencias, fallas en el funcionamiento del sistema de incendio y cajas apiladas que obstruían los dispositivos de riego que se activan por detectores de humo.
Antes del incendio y desde hacía tiempo, varios inspectores del gobierno de la ciudad de Buenos Aires habían denunciado irregularidades en la seguridad del lugar. El ex inspector de la Subsecretaría de Trabajo, Jorge Castro, había solicitado la clausura del depósito por irregularidades en la estructura, obstrucción del sistema de incendio, excesivo acopio de material inflamable y falta de extinguidores.
El por entonces jefe de gobierno Mauricio Macri y su segundo, Horacio Rodríguez Larreta, desestimaron esa demanda y la empresa nunca rindió cuenta por ello.
Recomendamos el libro del ex legislador porteño Gabriel Fuks, “Tragedias de un estado ausente. De Iron Mountain a Time Warp”.
- Leonardo Day, comisario inspector
- Anahí Garnica, subinspectora
- Carlos Veliz, cabo
- Eduardo Adrián Conesa, cabo
- Maximiliano Martínez, cabo
- Juan Matías Monticelli, agente
- Sebastián Ezequiel Campos, bombero voluntario
- Facundo Ricardo Ambrosi, bombero voluntario
- Pedro Esteban Barícola, rescatista de Defensa Civil
- José Méndez Araujo, rescatista de Defensa Civil