Abuelas de Plaza de Mayo – Hallazgo del Nieto140.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, dijo que el hallazgo del Nieto 140 era un bálsamo para seguir a pesar de las circunstancias que marca un gobierno que busca arrasar con las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.
Todavía faltan encontrar a mas de 300 nietos y nietas apropiados durante el terrorismo de Estado.
Cuando comenzó la conferencia de prensa, todos y todas se agruparon alrededor de Estela de Carlotto, Adriana Metz (hermana del nieto 140) y Manuel Goncalves Granada.
Adriana Metz buscó desde que tiene conciencia a su hermano. Ambos son hijos de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, secuestrados en diciembre de 1976 en Cutral-Có, provincia de Neuquén.
Graciela –o “Peti” como la llamaban familiares y amigos– nació el 21 de agosto de 1952.
Estudió economía hasta que se casó con Raúl. Él había nacido el 24 de agosto de 1953 en Bahía Blanca. Tenía un hermano gemelo; por eso, se había ganado el apodo de “Melli”. Los dos hermanos tenían militancia política y terminaron presos durante la dictadura de la Revolución Argentina en la cárcel de Bahía Blanca y en el penal de Devoto. Al tiempo, Raúl conoció a Graciela. Ambos se sumaron al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Raúl trabajaba en el ferrocarril, como su papá y su hermano. Después de sufrir un intento de secuestro, se fue a buscar suerte a Cutral-Có. Consiguió un trabajo en una empresa constructora y tras él fueron Graciela y Adriana, que había nacido en octubre de 1975.
El 16 de diciembre de 1977, un grupo de tareas integrado por el Ejército y la policía de Neuquén irrumpió en la casa en la que vivía la pareja con su hijita de un año y unos pocos días. Se llevaron a Rául y a Graciela, que cursaba un embarazo de cinco meses.
Los represores dejaron a Adriana con un vecino. “Tomá, criala como si fuera tuya. No abras más la boca”, le aconsejaron. El hombre, por el contrario, contactó a la familia. Los abuelos Oscar y Elsa fueron a buscarla a Neuquén y la llevaron a Bahía Blanca para que creciera con ellos.

Raúl y Graciela permanecieron cautivos inicialmente en La Escuelita de Neuquén y después fueron trasladados hasta La Escuelita de Bahía Blanca. De él se perdió el rastro en enero de 1977, según se reconstruyó en los juicios que se sustanciaron por la represión en el V Cuerpo de Ejército.
Dos meses antes de que Graciela diera a luz, un médico la revisó en el campo de concentración y les dijo a los represores que deberían dejarla caminar. En abril de 1977, hubo revuelo en La Escuelita: se aproximaba el parto de Graciela. Entonces, no llamaron a médico alguno para que la asistiera.
Graciela pudo permanecer con su hijo unos pocos días. En una oportunidad, Graciela se cruzó con otra secuestrada, Alicia Partnoy, en un baño y pudo decirle que había tenido un varón. Alicia escuchó que uno de los interrogadores se había llevado al niño.
El 4 de diciembre de 1981, Alicia –que había logrado sobrevivir y exiliarse en los Estados Unidos– envió una carta manuscrita a la casa de los abuelos Metz para contarles que su nieto había nacido el 17 de abril de 1977. Oscar leyó la nota en voz alta. Sin que él lo supiera, Adriana escuchó también. Así se enteró de que su hermano había nacido.
El dato llegó a través de una denuncia anónima. Abuelas investigó y pasó la información a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). También intervino la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE).
En abril, la Conadi contactó al hombre de 48 años, que había sido criado como hijo único por dos civiles. Él aceptó testearse en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para comprobar si era hijo de detenidos-desaparecidos. El procedimiento se hizo a pesar de que tanto la Conadi como el BNDG están siendo desmantelados por el Gobierno de Javier Milei.
El viernes, la Conadi le informó al BNDG los resultados de los análisis. Ese mismo día, Manuel Goncalves Granada –nieto, secretario de Abuelas e integrante de la Conadi– llamó al Nieto 140 para darle la noticia. Charlaron durante una hora y media.
El Nieto 140 no estuvo durante la conferencia de prensa. Pero, al rato, fue al encuentro de su hermana. Otros compañeros de Abuelas que presenciaron el encuentro rompieron en llanto.
Adriana Metz precisó que la identidad de su hermano se preserva por decisión suya y destacó: “Está acá en Buenos Aires. Lo agendé en mi teléfono por su nombre y el apellido Metz Romero. De acá en más es todo ganado para nuestra familia”.
Fuente: Luciana Bertoia en Página 12