Abrazo en defensa del Hospital Santa Lucía
Los médicos advierten que, con el cierre del servicio de terapia intensiva, en enero, se impide de hecho el trabajo de las cirugías para problemas de visión por causas neurológicas.
El 18 de enero pasado, 23 profesionales del Hospital Santa Lucía hicieron llegar una nota al titular de la Comisión de Salud de la Legislatura porteña, Jorge Selser, denunciando el “cierre del Servicio de Neurocirugía del Santa Lucía”. Allí recuerdan que “las autoridades de Salud de la ciudad de Buenos Aires, en una reunión realizada el 15 de febrero de 2012, nos comunicaron que el Servicio de Neurocirugía pasaría al Hospital Durand”. A ello se sumó que el servicio de terapia intensiva quedó “sin funciones desde agosto de 2012” hasta que, el 17 de enero pasado, “sin mediar ninguna resolución firmada, se les informó a los médicos de terapia intensiva que no podían seguir cumpliendo la guardia”. Esto llevó “al cierre del Servicio de Neurocirugía, ya que, sin contar con terapia intensiva se imposibilita cualquier actividad quirúrgica”.
“Somos un grupo de diez neurocirujanos, cinco médicos especialistas en terapia intensiva, dos neuroendocrinólogos y un anestesista, que estamos sin poder trabajar y con serias dificultades para derivar los pacientes, dado que este Servicio de Neurocirugía es centro de referencia nacional en patología de base de cráneo, hipófisis y abordajes transcraneanos a la órbita”, dice la nota. Se trata del “Servicio de Neurocirugía más antiguo de Latinoamérica, que se fundó en 1923 y por el que pasaron figuras emblemáticas como Manuel Balado, Ramón Carrillo y Armando Basso”.
La carta lleva las firmas de Silvia Berner –directora del Servicio de Neurocirugía–, G. Larrarte, A. Minetti, M. Acuña, C. Fages, M. Martínez, J. Roch, J. de los Ríos, M. Cobos, S. Miron, P. Sotomayor, D. Masaragian, L. Galosi, F. Malanca, F. Bellido, G. Rodríguez, N. Ramírez, A. Chervin, M. Vitale, E. Gerónimo, S. Possebon, A. Loiácono, R. Bailador y P. Espinosa.
Armando Basso –ex director del Servicio de Neurocirugía del Santa Lucía, presidente honorario de la Federación Mundial de Sociedades de Neurología y chairman del Comité de Expertos en Neurocirugía de la OMS– afirmó que “han vaciado el servicio. Al liquidar terapia intensiva ya no se puede hacer neurocirugía, y baja el nivel del hospital en su conjunto. La sala de terapia intensiva, después de que despidieron a los médicos, tiene un candado en la puerta. Es lamentable que esto haya sido decidido por una ex directora del Santa Lucía como lo es la actual ministra de Salud Pública de la Ciudad, Graciela Reybaud”. Basso destacó que “ese Servicio de Neurocirugía es único en la Argentina y en América latina, está superespecializado para resolver los problemas de la vista causados por el cerebro. En distintos países construyen, ahora, institutos que procuran llegar a este nivel”.
Jorge Selser (Partido Socialista Auténtico en Proyecto Sur), titular de la Comisión de Salud de la Legislatura porteña, consideró “increíble que la ministra de Salud de la Ciudad atente contra el hospital oftalmológico que ella misma dirigió; si ha quedado obligada a cumplir con un plan de cierre impuesto por el gobierno de Macri, debería dar un paso al costado”. El diputado porteño Juan Cabandié (Frente para la Victoria) afirmó que “en los últimos cinco años el Servicio de Neurocirugía fue víctima de un proceso de desmantelamiento por parte del Gobierno de la Ciudad”.
En cambio, María Eugenia Vidal, vicejefa de Gobierno, sostuvo que “no es cierto que se esté cerrando el Servicio de Neurocirugía del Santa Lucía”. Y una fuente del Ministerio de Salud porteño aseguró a este diario que “tanto el Servicio de Neurocirugía como el de terapia intensiva del Hospital Santa Lucía funcionan normalmente”.
Hoy a las diez, profesionales y trabajadores efectuarán un abrazo al Santa Lucía, en protesta por la situación de este servicio.