Adiós Silvio Marzolini…
A los 79 años dejó de existir Silvio Marzolini, extraordinario futbolista que brilló en Boca Juniors y en el seleccionado argentino en la década del sesenta, luego de agravarse una grave irreversible enfermedad que padecía hace unos meses.
Marzolini fue considerado el mejor marcador de punta izquierdo de la historia de Boca y según una encuesta realizada por la revista «El Gráfico» en 1975 entre periodistas y simpatizantes, «el mejor 3 de la historia del fútbol argentino».
En Boca Juniors salió campeón seis veces, en los años 1962, 1964, 1965, la Copa Argentina de 1969 y los Nacionales de 1969 (con una inolvidable vuelta olímpica en la cancha de RIver ante el eterno rival) y 1970 (con final también en el Monumental pero esta vez ante Rosario Central).
Como entrenador dirigió dos veces al primer equipo «xeneize», una en 1981 consagrándose campeón del torneo Metropolitano con Diego Maradona como su máxima estrella, y en 1995 otra vez como entrenador de Diego en su vuelta al fútbol después de la suspensión por dóping en el Mundial Estados Unidos 1994.
Marzolini tuvo el mérito de tener su estatua en el hall central de La Bombonera, al lado de otros próceres como Antonio Rattin, Ángel Clemente Rojas, Rubén Suñé, Juan Román Riquelme, Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Carlos Bianchi y Juan Carlos Lorenzo.
Fue un revolucionario en su puesto de marcador lateral izquierdo, por su característica apoyada siempre en la técnica y la elegancia, con salida clara y por momentos convirtiéndose en un delantero más por su sector.
En una época en la que todavía existían los wines fueron famosos sus duelos con Luis Cubilla, el uruguayo puntero derecho de River, y con el «Loco» Raúl Bernao, talentoso y endiablado puntero derecho de Independiente.
Sus comienzos en el fútbol fueron en Ferro Carril Oeste, donde se incorporó a las divisiones inferiores en 1955. Antes había estado en Sportivo Italiano.
En el equipo de Caballito, debutó en 1959 justo ante Boca (1-1) y disputó 23 partidos, sin convertir goles.
En 1960, con sólo un año en primera división, Boca se interesó en sus servicios y junto a Antonio Roma pasó a la entidad «xeneize».
En 13 años con la camiseta azul y oro se convirtió en figura indiscutida y formó parte de dos defensas que marcaron la historia del club, la de principios de los sesenta de Roma: Silvero y Marzolini, Simeone, Rattin y Orlando o Silveyra, y aquella otra de fines de esa década con Roma o Sánchez; Suñé, Meléndez, Rogel y Marzolini.
La estadística dice que en Boca jugó 431 partidos, es el tercero con más encuentros en la historia después de Roberto Mouzo y Hugo Gatti y convirtió 10 goles.
Aparte es el segundo con más partidos en La Bombonera después de Juan Román Riquelme, con 194 encuentros.
En la selección nacional disputó los mundiales de 1962 y 1966. En este tuvo su momento consagratorio al ser elegido por la prensa que cubrió el campeonato como el mejor marcador de punta del torneo.
Con la camiseta «albiceleste» disputó 28 partidos e hizo un gol. Su mayor alegría fue haber pasado a cuartos de final en el Mundial de Inglaterra y su momento más triste haber integrado el equipo que fue eliminado por Perú en las Eliminatorias de 1969 para el Mundial de México ’70.
El 4 de octubre de este año hubiese cumplido 80 años. Su nombre quedará siempre en la memoria como uno de los mejores defensores de la historia del fútbol argentino.