Analizamos la toma de la escuela media 2 en «Comunas, un desafío»
Junto con Laura Paz mamá de uno de los chicos participante de la toma analizamos la grave situación de la Escuela Media número 2 del Parque Avellaneda. La Escuela Media N° 2 se encuentra tomada desde el 8 de julio. Los estudiantes cuestionan el intento de modificar la orientación educativa, plantean una situación de crisis edilicia y denuncian que la Legislatura porteña no quiere aceptar el nombre de la escuela, votado democráticamente por estudiantes, docentes y vecinos.
En la conferencia de prensa convocada por los estudiantes explicaron que la toma, sostenida desde el pasado martes 8 de julio y apoyada por el plantel docente, se debe a tres conflictos fundamentales.
El primero de ellos tiene que ver con la pretensión del Gobierno de la ciudad de modificar la orientación de la escuela, basándose en las 13 orientaciones aprobadas por el Consejo Federal de Educación para bachilleratos. Explica Camila, integrante del centro de estudiantes: “Nosotros, como bachiller profesionalizante en Construcción y mantenimiento de espacios verdes, quedamos fuera de todo margen de discusión. El Consejo Federal resuelve 13 orientaciones establecidas para los bachilleratos. Nosotros somos la única escuela que tiene esta orientación, que es muy importante en relación con la discusión medioambiental que hay en el país y en la Capital sobre todo. Los espacios verdes están siendo llenados de cemento y claramente es esa perspectiva por la que no se quiere que se sigan discutiendo en las escuelas las cuestiones medioambientales”.
Los estudiantes plantean que el Gobierno de la ciudad pretende cambiar la orientación del colegio a la de Agro: “Agro es una especie de bachillerato no profesionalizante donde hay materias como Psicología agraria, Sensibilidad agraria… Y la verdad es que acá nosotros salimos con un nivel de discusión sobre problemáticas actuales, políticas, sociales y medioambientales muy importante. Ahora ¿nos sirve en el medio de la capital discutir cómo se ordeña una vaca? Porque la verdad es que la sensibilización agraria va para ese lado, para ponerte en empresas como Monsanto, etcétera”. Y agrega que los estudiantes están “completamente en contra de ser Agro”. Pero además, denuncia que el Gobierno de la ciudad pretende avanzar en este cambio de orientación de forma “autoritaria”: “Hace dos años que venimos discutiendo y rediscutiendo salidas. Pero lo más grave es que no llegamos a ningún consenso con el Gobierno de la Ciudad. Y desde ya que actuaron en forma autoritaria porque no quieren discutir con los estudiantes que estamos llevando esta lucha adelante”.
Luego explica que los estudiantes están “exigiendo que se apruebe una decimocuarta orientación: Construcción y mantenimiento de espacios verdes”, para mantener el perfil de egreso actual, mucho más coherente e importante para la ciudad. A pesar de que esta perspectiva implicaría avanzar en cambios a los marcos institucionales ya aprobados, Camila plantea: “Siempre existen chances de retrotraer la situación por medio de la lucha estudiantil. Nosotros como estudiantes estamos levantando esa lucha y exigiendo un espacio político para discutir las tres problemáticas de la escuela. Y creemos que cuantos más seamos, cuántos más colegios se sumen a la lucha estudiantil, más vamos a poder torcerle el brazo a los gobiernos que quieren avanzar sobre la educación y privatizarla”.
Los docentes están apoyando la lucha estudiantil en curso, más allá de las “maniobras” del Gobierno para quebrar la unidad del establecimiento escolar: “Por ejemplo, la única respuesta que tenemos desde el gobierno desde que se tomó la escuela es “Bueno, se levantan las vacaciones de invierno, vamos a recuperar las clases perdidas en vacaciones de invierno”. Esa es una maniobra política para que los docentes se opongan a la lucha que estamos llevando. No lo están logrando. Los docentes se están declarando en asamblea permanente en apoyo a la lucha de los estudiantes”.
En cuanto al segundo eje de conflicto por el que los estudiantes decidieron la toma, tiene que ver con el tema del nombre elegido para el establecimiento construido en el antiguo natatorio de Parque Avellaneda. Explica Camila: “Nosotros cuando nacemos como comunidad educativa, hace 9 años, empezamos a discutir un nombre que nos represente. Llegamos a la votación democrática de la comunidad educativa y de los vecinos del barrio que impulsaron la creación de esta escuela, al nombre de Ernesto “Che” Guevara”. Pero para que el nombre sea aprobado legalmente debe ser tratado en la Legislatura de la ciudad y, para esto, tiene que ser aprobado por la Comisión de Cultura. “Nosotros lo elevamos hace 4 años ante la Legislatura porteña, a la Comisión de Cultura -cuenta Camila- y desde ese momento está cajoneado por la diputada del PRO Lía Rueda, que dice que ninguna escuela va a llevar el nombre de un asesino”. Y completa: “Entonces nosotros le preguntamos: ¿Qué pasa con Julio Argentino Roca? ¿Cuántas escuelas hay que llevan ese nombre? Entonces Lía Rueda nos decía a los gritos en los pasillos que si es por ella ninguna escuela se va a llamar así. Y lamentablemente dependemos de la firma de ella para que pase del recinto a la Legislatura porteña y se nos de la posibilidad de discutir. Porque todavía nosotros no pudimos ni siquiera presentar los argumentos de por qué creemos que es importante llamarnos con ese nombre. Y además señalamos que la elección fue por una votación democrática”.
Finalmente, el planteo también tiene que ver con una muy grave situación edilicia: “Nos encontramos con goteras en el techo, ventanas de vidrio rotas que ponen en riesgo a los compañeros que se sientan cerca, entra frío todo el tiempo, no hay calefacción, se nos caen pedazos de techo en la cabeza, las aulas son divididas por durlock… es decir que no se llega al fin educativo porque escuchás dos clases a la vez, estás en la clase de historia y en la de matemáticas. Dos por uno”.
En la tarde de este martes los estudiantes de la escuela Ernesto “Che” Guevara realizarán una asamblea para definir cómo continuar con la lucha. Camila explica que la toma no es la única medida que están llevando adelante (“también hacemos hacer volanteadas, cortes de calle, semaforeadas, pegatinas”) pero asegura que están decididos a mantenerla hasta que el Gobierno de la Ciudad “nos dé un espacio político donde podamos discutir la problemática de estos tres conflictos”.