ANSES, Suicidio de un Jubilado.
Rodolfo Oscar Estivill, 91 años, jubilado, residente en Mar del Plata, solo, con dos sobrinas que viven en la Ciudad de Buenos Aires como única familia, concurre con ellas al ANSES de la ciudad balnearia, sube a una escalera interna y cual púlpito de iglesia deja un pequeño mensaje a todos los asistentes a esta oficina pública. Comenta de su hartazgo ante esta vida que está llevando, extrae un arma de su saco y se suicida, ahí, realizando un trámite administrativo como los que hoy están siendo tan criticados por las molestias que les vienen ocasionando a los adultos mayores.
Este jubilado pudo haber sufrido una de las enfermedades mas comunes en nuestros días, la depresión, pero envió un mensaje a sus pares y a la sociedad; no se suicidó en su casa, lo hizo en un lugar que hoy está siendo cuestionado por las molestias que el gobierno ocasiona a este sector con planteos absurdos y extemporáneos.
A un adulto mayor cualquier reclamo como el que les transmitieron a los viudos/as que deben demostrar casamientos, convivencias, defunciones, etc., luego de muchísimos años genera una angustia que los funcionarios parecen no medir desde sus despachos y sus computadoras.
Un jubilado que hoy tiene una canasta de gastos aproximada de 16.000 pesos y su haber jubilatorio no llega a cubrir la mitad de ese importe tiene suficiente con esa carga para tener que aguantar la falta de medicamentos, políticas de recortes, privatizaciones, negligencias (sospechoso incendio de archivo con legajos de mas de dos millones de jubilados) y maltratos varios como para no caer en depresiones que muchas veces se concretan, como en este caso, en la decisión de quitarse la vida.