Cristina propuso que la región se constituya como «bloque económico»
Desde La Habana y ante sus pares de la Comunidad de los Estados Latinoaméricanos y Caribeños (CELAC), la presidenta Cristina Fernández reiteró un llamado que se ha vuelto clave en sus últimas apariciones: la necesidad urgente de sumar valor agregado a los recursos naturales y las materias primas, los dos atributos diferenciales de la Argentina y de la mayoría de la región a nivel productivo. La mandataria sostuvo que, de no avanzar en ese rumbo, se construirá «una segunda dependencia, mucho más profunda, como es la tecnológica».
Ante un auditorio que reunió a los jefes de Estado y representantes de las 33 naciones agrupadas en la CELAC, la presidenta consideró igual de imprescindible que la región se considere a sí misma como «un bloque en términos económicos», donde se comprendan y se prioricen sus intereses. «Ver los que nos conviene como región», resumió Cristina, que inmediatamente después de su discurso –de pocos más de 20 minutos– mantuvo tres reuniones bilaterales. Anoche, emprendió el regreso a Buenos Aires, tras cuatro días en la isla. En esos encuentros con los mandatarios José «Pepe» Mujica, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, volvió a hablarse de los movimientos especulativos que presionan sobre las economías regionales, como había ocurrido el domingo en la reunión con Dilma Rousseff (ver aparte). En ese sentido, el canciller Héctor Timerman anticipó que en la declaración final de La Habana «habrá dos o tres párrafos sobre el tema de las reestructuraciones de deuda, y la necesidad de que se respeten las decisiones que toman los países soberanos». También, según el funcionario, se hará referencia a «los movimientos especulativos» que afectan a algunos países de la región, entre ellos la Argentina.
En su intervención de ayer, la presidenta también agradeció a la CELAC por «el apoyo en la lucha contra los últimos vestigios del colonialismo que se da en el Atlántico Sur, en las Islas Malvinas, y en instar una vez más a que el Reino Unido cumpla con las tantísimas resoluciones» de distintos espacios multilaterales que le piden sentarse a una mesa de diálogo para resolver el conflcito territorial.
Cristina consideró que «el mundo está marchando claramente hacia la conformación de bloque» y que «el siglo XXI se va a caracterizar por la conformación» de estos espacios.
«Nuestra región es favorecida, por poseer recursos naturales sin precedentes: agua potable, reservas de petróleo, reservas de gas y capacidad en producción de materia alimentaria que excede largamente las necesidade a cubir por nuestra propia población», detalló. Sin embargo, remarcó que «subyace y está allí el problema de la desigualdad, de la injusticia que presupone la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen, y donde nuestro continente es el más injusto».
En ese escenario, la jefa de Estado afirmó que «el primer desafío de la CELAC es construir una agenda, pero una agenda que deje de lado la burocracia, que no nos convierta en en un organismo multilateral de los que hay tantos, con declaraciones que nunca se cumplen». También pidió que, más allá de las diferencias entre las naciones, sean considerados como pares. «Debemos considerar que todos los que estamos sentados acá, más allá de las diferencias políticas, de volúmenes de economía, que todos somos iguales para cumplir las mismas obligaciones y tener las mismas responsabilidades», detalló, y puso como ejemplo al funcionamiento de la Unasur. Justamente, la CELAC, creada en 2011 en Caracas y por impulso de Hugo Chávez, nació como contracara de la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que muchos países consideraban monopolizada en beneficio de los Estados Unidos.
«Los intereses no son buenos o malos, son intereses», subrayó Cristina, quien, días atrás, había alertado sobre presiones de tipo especulativas. «Tenemos que utilizar ese poder que tenemos como mercado de 600 millones de habitantes –exhortó la mandataria–, logrando que nuestras materias primas tengan valor agregado, porque si no vamos a estar construyendo una segunda dependencia, que ya no será geográfica, como las de los siglos XVIII y XIX, sino que será mucho más profunda, como es la tecnológica y que el valor agregado sea en otras latitudes y no en la nuestra.»
En otro tramo de su discurso, destacó el importante desarrollo nuclear con fines pacíficos de la Argentina. «Podemos hablar de la paz, no desde el hecho de que no queda más que hablar de paz porque no tenés ningún instrumento para ser ofensivo; hablamos de paz pese a que tenemos capacidad nuclear», remarcó.
En cuanto a la cuestión Malvinas, advirtió que se trata de un tema que trasciende al pueblo argentino, ya que «tiene que ver con la desmilitarización del Atlántico Sur, que no podemos permitir bajo ningún punto de vista, ya que es condición también para el desarrollo y la integración el hecho de que toda la región se conserve desmilitarizada y como zona de paz».
Antes, por la mañana, en la apertura del foro, el cubano Raúl Castro había reiterado «la más plena solidaridad con la República Argentina en su reclamo de las Islas Malvinas» y el resto de los territorios en los mares del sur. Además, hizo extensivo el repudio a «todo intento de explotar», previo a que a un acuerdo, «los recursos naturales de dichos territorios» (ver página 6).
En su exposición, la mandataria argentina compartió con el plenario de la CELAC algunas de las políticas estructurales llevadas adelante por su gobierno, como es el caso de la renegoción de la deuda –»hemos sido el país que más se ha desendeudado en el mundo», señaló– y el reciente plan destinado a los jóvenes de entre 18 y 24 años sin empleo, el programa Progresar.
Como otros de los asistentes a la cumbre, Cristina destacó la hospitalidad del pueblo cubano y, particularmente, de Fidel Castro, con quien fue la primera en entrevistarse. Además, se refirió a Ernesto «aChe» Guevara, al que consideró, más allá de su impronta en la Argentina y Cuba, como una figura de alcance mundial.
El comienzo de la jornada en el predio Pabexpo –donde se desarrollaron las actividades– había sido con una orquesta de estudiantes de la Escuela Nacional de Arte, que interpretó un popurrí de temas tradicionales de la región, empezando por «Guantanamera».