«El Bocha es lo más grande del fútbol nacional». Un canto. Un himno que cada domingo le dedicaba la hinchada de Independiente a su ídolo.
Referente absoluto del club de Avellaneda, Bochini, a partir de sus gambetas, goles y títulos, indudablemente marcó una época en el fútbol local.
A 70 años de su nacimiento, el 25 de enero de 1954, el recuerdo de su inconfundible juego permanece hasta el día de hoy en la memoria de todos. Absolutamente de todos.
El 25 de junio de 1972, en un encuentro entre River e Independiente, debutó con 18 años en Primera División.
«El sábado a la mañana, el día previo al partido, pasé por al vestuario donde entrenaba la Primera y vi que mi nombre estaba en el pizarrón de los citados contra River. La verdad que no lo podía creer. Siempre pensé que podía llegar a debutar pero todavía era muy joven», recordó «el Bocha».
Con el correr de los años, se convirtió en una leyenda del club de Avellaneda, donde disputó 638 encuentros y ganó trece títulos (Nacional 1977 y 1978, Metropolitano 1983, Primera División 1988/1989, Libertadores 1973, 1974, 1975 y 1984, Intercontinental 1973 y 1984 e Interamericana 1973, 1974 y 1976). «En Independiente hice toda mi carrera, es mi segundo hogar. Nací en Zárate pero pasé todo el resto de mi vida en Avellaneda», explica con cariño.
Sus grandes rendimientos en el club de Avellaneda le dieron una oportunidad en la Selección Argentina, donde 28 partidos entre 1973 y 1986. Casualmente, sus únicos minutos en esa competición fueron un 25 de junio, en la semifinal ante Bélgica en el estadio Azteca. «Para mí salir campeón mundial fue el máximo logro que conseguí. Fue una gran alegría porque yo había ganado campeonatos locales e internacionales con Independiente, pero con la Selección me faltaba ganar algo; más después de quedarme tan cerca de jugar el Mundial de 1978 que fue, tal vez, el mejor momento en toda mi carrera. Por suerte, después se me dio la posibilidad de jugar en México y conseguir el título».
Más allá de identificarse con Independiente, el Bocha es un ícono del fútbol nacional que excedió cualquier color de camiseta, motivo por el cual es respetado y querido por todas las hinchadas. «La gente de Independiente me aprecia porque jugué en el club y gané muchos títulos. Pero los hinchas de los equipos rivales, a los cuales yo les hice goles, también me demuestran cariño por la calle y eso es muy lindo. Creo que eso se debe a dos motivos: primero porque yo jugué al fútbol que le gusta a todos los hinchas argentinos, que es el de potrero; y segundo porque nunca cargué a nadie, siempre festejé con mis compañeros e hinchas pero nunca le falté el respeto a nadie».