Despedida del Papa Francisco.

Publicado: 27 abr 2025
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A partir de las 5.30 de la mañana, cientos de miles de personas comenzaron a llegar a la Plaza de San Pedro por la Vía de la Conciliazione, la calle principal que conduce al Vaticano.

A las 7, las calles y pasajes ya estaban completamente bloqueadas y a las 8.30, una gran multitud había colmado el lugar donde recién unas horas más tarde comenzaría la misa exequial a cargo del cardenal Giovanni Battista Re. 

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Viajaron hasta Roma desde todas partes del mundo. Más de 160 delegaciones: reyes, príncipes, presidentes, ministros, representantes de las Naciones Unidas. También referentes de distintas religiones: budistas e induistas, valdenses, ortodoxos, metodistas, luteranos. Además, numerosos miembros de países musulmanes y, por supuesto, de la propia Iglesia Católica. Como un fiel reflejo de su papado, la presencia de pobres, migrantes y jóvenes terminó de transformar la masiva ceremonia en un acontecimiento histórico a nivel global.

Los aplausos de la multitud recibieron la llegada del féretro cuando, sobre la espalda de varios empleados vaticanos, cruzó la puerta de la catedral para ser colocado frente al altar.

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Según datos oficiales, más de 250 mil personas habían vistado la capilla ardiente del Papa Francisco mientras estuvo durante tres días en la basílica vaticana.

Otras 200 mil participaron el sábado por la mañana del funeral. La mayoría de ellas esperaron de pie durante horas para compartir la ceremonia.

El Cardenal Re también recordó los 21 años de Bergoglio en la diócesis de Buenos Aires y explicó que la decisión de tomar el nombre Francisco apareció inmediatamente como símbolo del estilo que quería para su pontificiado, recuperando el espiritu de San Francisco de Asís.

Francisco fue un Papa “con el corazón abierto a todos y profundamente sensible a los dramas actuales». También insistió para crear una iglesia “capaz de arrodillarse ante cualquier hombre para curarle las heridas” y destacó su compromiso a favor de los pobres, refugiados y migrantes.

Francisco alentó la “cultura del encuentro, de la solidaridad, la fraternidad». “El papa Francisco ha estimulado la fraternidad en todo el mundo, porque ha recordado que pertenecemos todos a la misma familia humana. Nadie se salva solo”, dijo el cardenal, en referencia la encílica “Laudato si”,  y a que el Papa argentino siempre habló de “construir puentes y no muros entre la gente”.  A pocos metros lo escuchaba Trump, impulsor del muro en la frontera con México.

 

La misa terminó poco después de las 12 hora italiana y las campanas vaticanas empezaron a sonar. El centro de Roma estaba prácticamente cerrado para permitir la procesión de autos que acompañó el féretro de Francisco desde San Pedro hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde pidió ser enterrado, en un lugar simple, sin decoraciones, donde sólo estuvierra escrito su nombre “Franciscus”. 

 

Buenos Aires se despidió del Papa Francisco con una misa exequial que se celebró ayer en la Catedral Metropolitana.

Sobre un escenario montado ante sus puertas, frente a la Plaza de Mayo, el arzobispo Jorge García Cuerva presidió la ceremonia, que empezó a las 10 en punto.

Miles de fieles se acercaron desde temprano a verlo a través de las pantallas dispuestas en cada esquina de la plaza. Detrás de las autoridades de gobierno y de la Iglesia, ubicadas en un predio delimitado por un vallado, se amontonaban los que habían llegado temprano: cientos de familias con rosarios, imágenes de la virgen y de Jorge Bergoglio, su santo padre.

En primera fila estaban el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; la vicepresidenta, Victoria Villarruel y el diputado nacional, Eduardo Valdés, entre otros.

 

“Seamos valientes, decía el papa, no tengan miedo de llorar. Por eso hoy lloramos a Francisco, lo hacemos desde lo más profundo del corazón, sin vergüenza, pero también con el dolor que nos une como pueblo. Que nuestras lágrimas rieguen nuestra patria para hacerla fecunda en reconciliación y en hermandad”, señaló García Cuerva.

La ceremonia oficial terminó con la bendición final del arzobispo, que se mostró visiblemente conmovido. Sonó el himno nacional y en un instante, con el ruido de los bombos que venían desde el fondo de la multitud, la tristeza dio paso a la celebración de la vida del primer papa nacido en esta tierra.

 

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Las comunidades de las parroquias de villas y barrios populares realizaron una peregrinación en honor al papa.

En caravana, a pie, cientos de personas caminaron por los lugares que Jorge Bergoglio más frecuentaba.

El primero fue la casa de la Mama Antula, la primera santa argentina.

Luego siguió por la plaza Constitución, donde el papa -obispo en aquel momento- celebraba misas.

Los siguientes puntos fueron los Hospitales Borda, Tobar y Rawson y la Unidad 21 de la Cárcel del Muñiz.

Entre tramo y tramo, los fieles caminaban al ritmo de los bombos y canciones que sonaban en la camioneta que lideraba la marcha, con el aliento de dos referentes del Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas de Argentina, uno de los organizadores de la convocatoria.

El recorrido siguió por el Hogar de Cristo San Alberto Hurtado, en Barracas, y terminó en parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, en la Villa 21-24, la que más frecuentaba Bergoglio.

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El padre Lorenzo «Toto» De Vedia fue el encargado de celebrar la misa final, en un clima de dolor y orfandad que, kilómetro a kilómetro, supo transformarse en alegría. Estuvo acompañado por el arzobispo Jorge García Cuerva y los curas villeros que impulsaron la organización de esta despedida popular.

«Queremos ser una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia en salida, como un hospital de campaña: cercana, compasiva y cariñosa. Una Iglesia que nos haga hermanos a todos, que cuide la tierra, el techo y el trabajo. Una Iglesia para todos: para los más pobres, los olvidados, los descartados, los presos, los enfermos, los abuelos, los niños y los jóvenes que están en las calles. Este es el legado de Francisco, y hoy nos comprometemos a mantenerlo vivo.», el padre Toto lanzó su mensaje.

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Fuente: Página 12