Día de la Conservación del Suelo.
El 7 de Julio se celebra el Día de la Conservación del Suelo. La jornada recuerda el fallecimiento del conservacionista Hugh Hammond Bennet, un pionero en el campo de la conservación de los suelos en el Estados Unidos de América . Fundó y dirigió el Servicio de Conservación de Suelos, una agencia federal que ahora se conoce como el Servicio de Conservación de Recursos Naturales, reconocido hombre de ciencia que dedicó sus esfuerzos a lograr un aumento de la producción de la tierra a través de su mayor protección y trabajó para concientizar de los beneficios de su adecuado manejo y resguardo.
El suelo es un sistema dinámico y complejo cuya función no es sólo la de servir como soporte mecánico para el crecimiento de las plantas, sino que también es el medio a través del cual éstas toman el agua y los nutrientes que necesitan para su desarrollo. Por otro lado, el productor se «comunica» con el cultivo para lograr las respuestas que desea, mediante las prácticas de manejo del suelo que lleva a cabo (laboreo, riego, fertilización, etc.). Cuando un suelo se encuentra en condiciones adecuadas para cumplir con su función para la producción, se dice que es de buena calidad.
El uso irracional del suelo genera una alteración de sus propiedades que puede hacer que pierda parcial o totalmente su capacidad de cumplir con su función. Este fenómeno de disminución o pérdida de calidad del suelo se denomina “degradación”.
La “erosión” es el más grave de los procesos de degradación y se define como la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por lo tanto, de gran parte de sus condiciones para producir. La misma puede ser producida por el agua o el viento. Por la acción de tales agentes climáticos, las capas superficiales son arrancadas de su emplazamiento original y el resultado final de este proceso son tierras improductivas cuya condición es, en la gran parte de los casos, poco menos que irreversible.
El problema de la erosión existe y no puede ser negado; las alternativas no son muchas: o se deja que nuestros suelos vayan perdiendo gradualmente su capacidad de producir, o se decide conservarlos para asegurar la subsistencia de las generaciones futuras. Por eso es de verdadera importancia priorizar los mecanismos técnicos y financieros necesarios para revertir la tendencia de avance de la misma, para lo cual es importante la cooperación mutua entre los gobiernos, los institutos de investigación, los productores agrícolas y las personas directamente afectadas.