Día de la Enfermedad de Coats.
El 17 de agosto se celebra el Día de la Enfermedad de Coats, el cual sirve, entre otras cosas, para solidarizarse con los pacientes y familiares que conviven con esta enfermedad.
También conocido como Síndrome de retinitis exudativa es un proceso crónico que empieza en la niñez y se va desarrollando de forma lenta. Al final, produce la pérdida de la visión.
Suele producirse más en varones que en mujeres y se manifiesta, en la mayoría de los casos, con una pérdida de visión unilateral, con estrabismo. En fases más avanzadas, se puede desprender la retina.
También se pueden producir exudados amarillentos por la alteración en los vasos sanguíneos de la retina.
Se ha propuesto como posible explicación que venga causada por mutaciones adquiridas (es decir, aquellas que no tienen un origen genético sino que son consecuencia de la acción de factores externos después de la concepción, como pueden ser la exposición a rayos ultravioletas o la acción de determinados carcinógenos como los presentes en el humo del tabaco).
De acuerdo con esta hipótesis, estas se producirían en el gen NPD, que codifica las instrucciones para la producción de una proteína llamada norrina, crucial (entre otras cosas) para el correcto desarrollo y especialización de las células del ojo.
Normalmente, afecta a un único globo ocular, en el que puede llegar a ocasionar una completa pérdida de visión si no se recibe tratamiento. Afecta más a hombres que a mujeres y en la gran mayoría de casos los síntomas comienzan a manifestarse antes de los 10 años de edad.
En las primeras fases, los afectados pueden presentar signos como pérdida de visión, estrabismo (bizquera) y la aparición de manchas blancas tras la pupila (leucocoria).
El tratamiento dependerá de la severidad de cada caso en particular en el momento del diagnóstico.
Generalmente, se pueden emplear técnicas como la fotocoagulación con láser, la crioterapia, inyecciones de corticoesteroides, tratamiento con Anti-VEGF (medicamentos para combatir el crecimiento de los vasos sanguíneos y los edemas) y cirugía para corregir el desprendimiento retinal (concretamente vitrectomía y pandeo escleral).
También existe un pequeño porcentaje de casos en los que la enfermedad remite de manera espontánea.
En cualquier caso, la mayoría de los pacientes, especialmente si la enfermedad se detecta en fases tempranas, reacciona positivamente al tratamiento; sin embargo, sigue existiendo una porción relativamente grande que no responde adecuadamente e incluso un 25% de los casos termina requiriendo la extirpación del ojo.