Día de la Mujer Migrante.
«Cuando se acercaban a la estación Avellaneda, antes de la curva que pasa frente al estadio de Independiente, ella se acomodó para enfilar a la salida del tren y en ese movimiento rozó con los bolsos, el hombro de un pasajero de unos 65 años, de saco marrón, que le gritó: «¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!». La mujer calló.
Giménez intervino: «Che, tengan más cuidado, es una señora con un bebé». En ese instante intervino un segundo pasajero: «Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos».
Giménez siguió discutiendo. «Pará la mano hermano, que eso es lo que venden los políticos. Somos todos latinoamericanos», opinó. Y le gritaron: «¿Vos qué sos? ¿Antipatria?».
Según Giménez, desde el fondo apareció un guardia de los que custodian las formaciones. Ya se había formado la fila e pasajeros para bajar del tren. El uniformado avanzó hasta que escuchó que la discusión y los insultos xenófobos. «¡Uh! ¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo! ¡Me tienen podrido. ¡Yo me las tomo!», dijo.
«Fue una cosa de segundos». Se había sumado otra gente. Hubo más insultos y escucho que uno que estaba de ropa de grafa le dice a un compañero: «¡Uy, Daniel, la puta que te parió, la empujaste!».
El testigo asegura que entonces el tren se detuvo. El regresó caminando cien metros hacia el lugar en el que quedaron el cuerpo de Meneses y de Josua.
«La empresa y la policía tomó intervención en el acto. Los que llegaron media hora larga después fueron los bomberos. Yo le dije a un policía de la Federal que había visto lo que pasó pero él me echó detrás de la valla», asegura.