Día del Dulce de Leche.
En el desayuno, la merienda o cuando ataca la ansiedad. Para las tostadas, como relleno de tortas y alfajores o en sabor de helado o licor: el dulce de leche es uno de los alimentos favoritos de los argentinos.
El 11 de octubre se celebra el Día Mundial del Dulce de Leche, una iniciativa que propone, desde 1998, rendir tributo al manjar que fue reconocido como Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina.
El dulce de leche es el cuarto producto lácteo más consumido por las familias argentinas, después de la leche, el queso y el yogurt.
Las estadísticas más recientes señalan que cada argentino consume 3,10 kg por año.
En la Argentina se producen anualmente 128.000 toneladas de dulce de leche: de ese total, el 90% es para consumo local y el 10% para exportación, una cifra que aumenta año tras año.
Existen versiones encontradas sobre el origen del dulce de leche, la más popular es la que se ve reflejada en un documento que se encuentra en el Museo Histórico Nacional,
Allí se señala que la invención del dulce de leche se dio en 1829.
Según el relato popular, Juan Manuel de Rosas y su enemigo político Juan Lavalle se encontraban en la estancia que el caudillo tenía en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, para firmar el Pacto de Cañuelas.
La criada de Rosas estaba preparando la lechada (leche con azúcar) con la que Rosas acompañaba el mate cuando de repente llegó el General Lavalle, quien estaba tan cansado que se tiró a dormir una siesta en la hamaca, cuando una criada de la estancia olvidó la lechada al fuego.
También se cuenta la misma historia pero con Napoleón y su cocinero como protagonistas, en un campo de batallas, en otras tierras.
El historiador y político Rodolfo Terragno dice que “en el mercado ruso no hay dulce de leche como tal, pero se conoce un producto semejante llamado variono-sgushe-noemolokó. El museo moscovita de la alimentación conserva un ancestral pergamino con la receta del dulce de leche (…). La dieta ayurveda, cuyo desarrollo se remonta a la India de 5.000 años atrás, incluye un producto llamado radabi, que sería nuestro dulce de leche, y una versión más compacta de nombre khoya”.
También se supone que podría venir de los arropes. En la región se lo conoce con distintos nombres: “manjar blanco” en Chile y Perú, “dulce de cajeta” en México, “queso de Urrao” en Bolivia, “doce de leite” en Brasil, “arequipe” en Colombia y Venezuela, “milkjam” en los países sajones y “confiture de lait” en Francia, sólo por citar algunos ejemplos.
Pero más allá de su génesis, bendito sea el dulce de leche argentino, criollo de nacimiento o por adopción, porque poco importa su pasaporte cuando llega al paladar.
En Argentina se conoce como dulce de leche al producto “obtenido por concentración y acción del calor a presión normal o reducida de la leche o leche reconstituida, con o sin adición de sólidos de origen lácteo y/o crema, y adicionado de sacarosa (parcialmente sustituida o no por monosacáridos y/u otros disacáridos), con o sin adición de otras sustancias alimenticias”