Día del Gauchito Gil.

Publicado: 08 ene 2018
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El Día Internacional del Gauchito Gil se celebra todos los años el 8 de enero en Argentina. Es un día en el que se recuerda la figura del gaucho Antonio Mamerto Gil Nuñez.

 

Gauchito Gil es un objeto de devoción argentina que forma parte del santoral profano, no habiendo sido reconocido por la iglesia católica, aunque sí por más de 100.000 personas que cada año se acercan a su tumba para rendirle homenaje. Su fundamento histórico se encuentran en la persona del gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez.

 

Según cuenta la leyenda Antonio Gil era un gaucho trabajador del campo nacido entre los años 1830 y 1870. Se dice de él que era muy buena persona y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

 

Por aquellos años en la provincia de Corrientes comenzó un enfrentamiento político entre colorados y celestes. Él formaba parte de los colorados o Partido Autonomista y se alistó para pelear en la Guerra de la Triple Alianza entre los años 1864 y 1870. Al regresar fue reclutado para pelear en la guerra civil contra el Partido Liberal pero él no se presentó y desertó.

 

Como las autoridades no creyeron esta versión, decidieron su traslado a la ciudad de Goya, donde debía ser juzgado, pero los vecinos, temiendo que Gil fuera asesinado por los militares, juntaron firmas para su liberación.

Al llegar a un paraje ubicado a unos 8 kilómetros de Mercedes, el sargento Velázquez decidió terminar con la vida del gaucho, quien rogó por la misma y aseguró que la orden para su liberación estaba en camino.

 

La historia de su ejecución agrega más dramatismo al mito. Antonio Gil veneraba a San la Muerte, un santo de origen guaraní representado por un esqueleto de pie con una guadaña en la mano, que centraliza el poder de todos los muertos. Dice la creencia que una pequeña talla en madera o hueso de la figura de un esqueleto incrustada en alguna parte del cuerpo protege a su poseedor de las balas. Antonio tenía la figura metida en su esternón, el sargento supo que era inútil fusilarlo. La única forma de matarlo era conjurar el poder de San la Muerte, para eso la sabiduría popular aconsejaba poner boca abajo la imagen, el sargento mandó colgar de un árbol cabeza abajo al gaucho y degollarlo.

Ante la falta de respuesta por parte de su asesino, Gil sentenció: ‘Vos me estás por degollar, pero cuando llegues esta noche a Mercedes, junto con la orden de mi perdón, te van a informar que tu hijo está muriendo de mala enfermedad. Como vas a derramar sangre inocente, invócame para que interceda ante Dios Nuestro Señor por la vida de tu hijo, porque la sangre del inocente suele servir para hacer milagros’. Pero el sargento no le creyó y le cortó la yugular con un cuchillo.

De regreso a Mercedes, Velázquez se enteró de que todo lo que le había dicho el gaucho al que había asesinado era verdad.

Su hijo estaba al borde de la muerte, víctima de una fiebre muy alta. Desesperado, le rezó a su alma para que, tal como le había dicho, intercediera ante Dios por la vida de su hijo. El niño se recuperó de manera inexplicable. En agradecimiento, el sargento volvió al lugar de la ejecución a limpiar el cuerpo y enterrarlo como forma de redención. Construyó una cruz con ramas de ñandubay y la clavó en la tierra en la que se había derramado la sangre del hombre que había asesinado.

La creencia popular le atribuye al gauchito este milagro y muchos otros, por lo que la devoción por su figura se extendió a lo largo y a lo ancho de todo el territorio argentino, que celebra su día cada 8 de enero.