Día del Pensamiento Nacional.
En memoria al nacimiento del escritor y pensador Arturo Martín Jauretche, el 13 de noviembre de 1901 en la localidad de Lincoln, provincia de Buenos Aires, se conmemora el Día del Pensamiento Nacional.
Jauretche fue ante todo un político de fuerte vocación por el bien común, pero por obra de la marginación padecida y de la chispa de su ingenio pasará a ser más conocido como ensayista y escritor.
Militó en las filas del radicalismo Yrigoyenista, allí se convirtió, a partir del derrocamiento del Presidente Hipólito Yrigoyen, en uno de los protagonistas de la lucha callejera contra los presidentes de facto, los generales José Félix Uriburu y Agustín P. Justo.
Por sobre todas las cosas se lo recuerda por ser partícipe en 1935 de la fundación de FORJA («Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina»), constituida bajo el lema «Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre».
Desde allí denunció junto a sus amigos el Estatuto Legal del Coloniaje, levantándose su voz en las improvisadas tribunas esquineras, erguido sobre cajoncitos de cerveza, apostrofando las entregas y los latrocinios de la llamada Década Infame.
El fundador de FORJA será el «enlace obligado y dialéctico entre los dos grandes movimientos nacionales del siglo pasado: el yrigoyenismo, ya declinante, y el peronismo, surgente y caudaloso».
El se constituirá en la conciencia activa de la vieja Argentina y de la que nacía en las jornadas del 17 de octubre de 1945, de un nuevo eje político-social bastante parecido al que había postulado en su insobornable lucha.
El peronismo de la primera etapa «sería inconcebible sin el pensamiento y la acción de Jauretche, que le trasmitirá, la tradición del nacionalismo democrático procedente de las más antiguas raíces».
Al caer el peronismo en 1955, Jauretche formará parte «del puñado de argentinos quienes salieron en defensa de la historia, las conquistas y logros alcanzados por la Revolución Nacional del General Juan Domingo Perón».
La prosa de Jauretche se emparentaba con la antigua tradición de los Hernández, Sarmiento, Mansilla y Balestra, entre otros.
Era una prosa «hablada», pues no solía escribir, dictando sus artículos después de imaginarlos. Ese estilo será el que satirizará y demolerá, política y estéticamente, a la petrificada cultura aristocrática, logrando cautivar a importantes sectores de las clases medias.