Día Internacional Contra la Homofobia en el Fútbol.
El 19 de febrero, se celebra el Día Internacional Contra la Homofobia en el Fútbol.
Pese a los avances de la sociedad en los últimos años, el mundo del fútbol sigue siendo un ambiente más conservador. De hecho, muy pocos jugadores han revelado su orientación sexual.
Cada 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol en homenaje al nacimiento de Justin Fashanu, el primer futbolista profesional en reconocer públicamente su homosexualidad, algo que realizó en 1990.
Fashanu fue un futbolista inglés que nació en Londres en 1961.
Comenzó su carrera como profesional en 1978 en el Norwich City, donde se desempeñó durante varias temporadas hasta que el Nottingham Forest pagó un millón de libras por su pase.
Ese traspaso significó la inversión más grande de un club por un jugador negro, otra de las barreras que logró romper en su corta trayectoria. Poco tiempo después comenzaron los rumores sobre su homosexualidad y como consecuencia de eso fue cedido a préstamo a Southampton.
Más tarde deambuló por distintas instituciones como Manchester City, West Ham e Ipswich Tow. Pese a sus cualidades futbolísticas, debido a las críticas sobre su orientación sexual nunca pudo encontrar tranquilidad y afianzarse en un conjunto. Tras una acusación falsa de violación que le ocasionó una depresión aún más agobiante, se suicidó en 1998.
El asunto es que la forma hegemónica en que se ejerce la masculinidad instaura una serie de cualidades y comportamientos deseables que incluyen (además de la heterosexualidad cis) a la fuerza, la violencia, la virilidad, la dominación, etc. Como salirse de estos lineamientos trae aparejadas consecuencias, los varones aprenden desde chicos a no desafiar estas conductas y a ser parte de su reproducción.
Esta misma dinámica opera en torno a la homosexualidad: se castiga a quien se reconozca como homosexual pero también a quien no se sume a esa condena, y en cambio muestre aceptación y respeto.
Es por eso que los especialistas creen que los varones deben reconocer la responsabilidad que les cabe y entender que toda acción enmarcada en esos valores hegemónicos, por mínima que sea, contribuye a alimentar la problemática.
Además, sostienen que se debe asumir la posición incómoda de la autocrítica profunda, de la revisión consciente de todo lo aprendido, del compromiso para no repetir ese comportamiento y, principalmente, para no callar cuando se ve en otros.