La fecha se debe a la liberación por parte del ejército soviético en 1945 del mayor campo de concentración de exterminio nazi que existió, el situado en Auschwithz-Birkenau, en Polonia.
Desde su apertura en este centro custodiado por la SS alemana, murieron asesinados entre 1,5 y 2,5 millones de personas desde su apertura en mayo de 1940.
Si bien la persecución nazi contra todos aquellos colectivos y minorías étnicas (judíos, gitanos, negros, homosexuales, comunistas, enfermos…) había comenzado al poco tiempo de que Adolf Hitler asumiera el papel de Führere en 1933, la radicalidad de esta fue progresiva y pasó de la expropiación y reclusión en guetos a la tortura, experimentación y asesinato sistemático. Fue a partir de 1940, con la Solución Final ya definida por la cúpula nazi, cuando se empezaron a construir campos de concentración y exterminio en los que recluir a los supuestos «enemigos de Alemania» para poder acabar con ellos. Las cámaras de gas y los hornos de Auschwitz fueron los que más vidas se cobraron.
Al centro, situado a unos 40 kilómetros de Cracovia, llegaron durante años no solo judíos, sino también prisioneros de guerra, quienes eran obligados a trabajar para el régimen de Hitler. De hecho en la puerta de entrada la inscripción principal reza «Arbeit macht frei», es decir, «el trabajo hace libre». La Solución Final fue acelerándose cuando el devenir de la guerra le dio la vuelta a las tornas y puso en graves aprietos a la Alemania de Hitler, atrapada entre los soviéticos por el este y los estadounidenses y británicos por el oeste.
Los soldados de la URSS llegaron a Auschwitz-Birkenau el 27 de enero de 1945.
En el campo no encontraron soldados alemanes ni oficiales, ya que se habían retirado hacia el interior al no poder frenar el avance del ejército rojo, pero sí hallarían enormes fosas comunes llenas de cadáveres y a muchos prisioneros que abandonaron a su suerte antes de la huida. El primer soldado que entró en Auschwitz fue Anatoly Shapiro, quien años después describiría su experiencia con sorpresa y espanto.
El año 1979, el lugar que fue la tumba de muchos inocentes fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, como explicó el propio Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, al nombrar el Día Internacional, se trata de «un importante recordatorio de las enseñanzas universales del Holocausto, atrocidad sin igual que no podemos simplemente relegar al pasado y olvidar».
Además, son muchos los monumentos y recordatorios que existen por toda Europa para honrar a las víctimas de la locura nazi como el Monumento a los judíos asesinados en Europa, en Berlín.